Ley Trasciende, impulso al buen morir
Ciudad de México.- Desde los 17 años, Samara Alejandra Martínez Montaño ha enfrentado diagnósticos de diferentes enfermedades, entre ellas insuficiencia renal crónica, que hoy padece en etapa terminal. Su experiencia la ha llevado a defender la muerte digna y a impulsar el proyecto de Ley Trasciende, para legalizar la eutanasia en México.
“Soy una paciente intentando cambiar la historia de los derechos humanos en nuestro país. Mi iniciativa busca dignificar el dolor humano y poner por principio la autonomía y libre elección de quienes sólo nos hemos dedicado a luchar contra el sufrimiento. En mi caso, tengo 30 años y un tercio de mi vida se me ha ido en ello”.
Asunción Álvarez del Río, profesora e investigadora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, señaló que permitir la muerte médicamente asistida (MMA) “empodera a las personas, porque nadie debe usarla si no quiere, y ningún médico está obligado a aplicarla. Es una ley que respalda las libertades de todos”.
Por su parte, Diego Valadés, investigador emérito del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), comentó: “Es previsible que, en el curso de los próximos lustros y máximo en las siguientes décadas, en la mayor parte del mundo este derecho sea regulado y garantizado para quienes deseen acceder a él”.
Defender la voluntad anticipada
Samara recuerda que desde niña fue muy soñadora y apasionada de los deportes. Su gusto por la lectura, escritura y el aprendizaje se reflejaron en sus años como periodista y, en la actualidad, en su labor como catedrática e investigadora en la Universidad La Salle, en Chihuahua.
En su último año de preparatoria le diagnosticaron dislipidemia mixta e hipertensión. Después, mientras estudiaba la maestría, le detectaron insuficiencia renal crónica en etapa cuatro (sus riñones funcionaban a un 23 %). Meses después recibió la noticia de que también padecía lupus eritematoso sistémico, lo que aceleró el deterioro renal.
“El lupus es una enfermedad autoinmune, tu cuerpo se ataca a sí mismo. Por ello empecé tratamientos más agresivos, como quimioterapias y dosis altas de esteroides. Me mantuve así por unos seis años. Trabajaba, estudiaba, hacía deporte y mis fines de semana eran de hospitales”.
En septiembre de 2021 le informaron que necesitaba terapia sustitutiva para seguir viva (en su caso, un trasplante de riñón). En ese momento, para ella comenzó una lucha económica, física, mental y emocional.
Tras dos trasplantes fallidos, una decena de cirugías y una gran cantidad de hemodiálisis, Samara inició con diálisis peritoneal el 5 de julio de 2024. Ello implica conectarse a una máquina por 10 horas, todas las noches, a través de un catéter instalado en el peritoneo (una membrana abdominal) para suplir la función renal que su organismo ya no hace naturalmente.
“No es una terapia curativa, quienes la dejan viven entre 10 y 15 días en agonía. Es una muerte desgastante para el paciente y quienes le acompañan. El cuerpo se intoxica, los órganos se ven mermados y, a nivel cerebral, puedes alucinar o volverte violenta. En los casos de quienes ya no orinan, el líquido puede llegar a los pulmones y ahogarlos”.
Por ello, a diario toma 15 pastillas y se inyecta eritropoyetina para regular lo que su organismo no hace por sí mismo, aunque esto no evita las dolencias ni el riesgo de contraer infecciones que se compliquen por el lupus. “Todos los días son un reto. No hay cuerpo que aguante y lo tengo claro, por eso no peleo con mi realidad ni soy renuente a la muerte, al final es algo seguro. Sólo la abrazo, la acojo con cariño y trabajo en ello”.
Las experiencias derivadas de esos padecimientos la llevaron a convertirse en activista y defensora de los derechos para la comunidad de pacientes que viven con afecciones crónico degenerativas y por la muerte digna. Esta última se entiende como aquella que:
“En el contexto de la atención médica (porque si fallecemos por un accidente o un acto violento no hay lugar para esto) garantiza el mejor deceso posible, es decir, con el menor sufrimiento y tomando en cuenta los valores y deseos de la persona, pues es quien puede decir qué es o no digno para ella”, explicó la investigadora de la FM.

En México, este derecho se hace valer legalmente de tres formas. Una: la suspensión o no inicio de tratamientos, porque ya no causan beneficios, provocan más daños y el o la paciente ya no quiere recibirlos. Dos: con los cuidados paliativos para dar calidad de vida atendiendo síntomas físicos y necesidades psicológicas, familiares y espirituales. Tres: con la voluntad anticipada, por la cual alguien expresa que, si en un futuro se le somete a tratamiento y no tiene la consciencia para interrumpirlo, éste pueda retirársele conforme a sus peticiones.
Sin embargo, no se cubre por completo la garantía de una muerte digna, pues la MMA está penalizada. “Esta medida se refiere a cuando el personal médico realiza la acción de suministrar un fármaco que causa un deceso sin dolor, por solicitud de la o el afectado (eutanasia), o cuando se le proporcionan los medios para que sea la persona misma quien lleve a cabo la acción final (suicidio médicamente asistido)”, expuso Álvarez.
“Es necesario revisar el Código Penal Federal y la Ley General de Salud, porque en ambas existen preceptos expresos que prohíben los decesos asistidos. Esto debe acompañarse de medidas que permitan su ejercicio conforme a elementos jurídicos, técnicos y éticos que den seguridad a pacientes y médicos de que se procede conforme a estándares ampliamente probados en diferentes países”, indicó Diego Valadés.
Salvaguardar legalmente
Para Samara, morir dignamente (en personas con padecimientos crónicos en etapa terminal) implica un acompañamiento integral enfocado a dignificar la existencia hasta el último respiro.
“Mi iniciativa surge después de que médicamente lo intenté todo. Cuando me dijeron: ‘vas a depender de una máquina de por vida’, sentí que me arrebataban parte de mi autonomía y pensé en hacer algo por quienes sufrimos en silencio y buscamos trascender de la forma más humana”.
De inicio, la Ley Trasciende está planteada para mayores de edad, en pleno uso de sus facultades mentales, con enfermedades crónico degenerativas, amenazantes o discapacitantes para la salud y que médicamente ya no encuentran más asistencia, garantizando siempre la decisión propia, totalmente autónoma, y la objeción de conciencia.
Se requiere brindar seguridad sobre la pertinencia de los estándares de aplicación para que la sociedad entienda que no hay lugar para los homicidios por esta vía; que las y los pacientes sepan que existen elementos para no sufrir más, y que el personal técnico tenga claro que no hay afectaciones, castigos o sanciones por la práctica de una medida regulada y que obedece las disposiciones de la norma, subrayó Valadés.
La MMA genera paz entre la población al hacer de su conocimiento que, si enferma y su situación se agrava, tendrá libertad de elegir hasta cuándo vivir. Esto responde y respeta dos principios importantes: el de beneficencia (pues se busca lo mejor para la y el paciente desde su punto de vista) y el de la autonomía, explicó la académica de la FM.
En el ámbito mundial, el tema se ha discutido y aprobado en pocas naciones. “Las primeras experiencias se dieron en Estados Unidos (el primer sitio en establecer la posibilidad del suicidio asistido fue Oregón, en 1994). Las legislaciones más avanzadas y con mayores niveles de desarrollo se redactaron en Países Bajos (2001), Bélgica (2002) y, en la actualidad, en España (2021) y Portugal (2023)”, planteó el investigador emérito del IIJ.
Valadés añadió que en Australia, Austria, Canadá, Colombia, Ecuador, Italia, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Perú, Suiza y Uruguay se regula la MMA, en la mayoría por vía legislativa y en algunos por la jurisprudencial (los tribunales constitucionales lo posibilitan), y prevé que las normativas en trámite en Francia y Reino Unido se aprueben durante este 2025. Uruguay fue el primer país latinoamericano en aprobar una ley de eutanasia (en 2025).
La base conceptual de estas normas está en la voluntad personal, la libertad de elegir y el principio de dignidad. Se dispone, usualmente, para gente con enfermedades terminales incurables, aunque se ha extendido el concepto a casos de padecimientos crónicos e imposibilitantes.
“Hay que cuestionar la facultad que se han arrogado la mayor parte de los Estados en el planeta sobre imponer el dolor e impedir poner fin a la vida. Las consecuencias de esa prohibición son que la eutanasia se lleva a cabo, en muchos sitios, de manera clandestina, o que el suicidio se realiza no de forma asistida, sino con un elemento adicional de sufrimiento para la persona y su entorno”.
Cambiar la historia
Samara es la primera paciente mexicana en presentar su iniciativa de ley al Congreso y, de esa forma, ha abierto el diálogo y debate público sobre el tema. Con la convicción de que cualquier derecho genera avances en la sociedad, ha convertido esta lucha en uno de sus propósitos de vida.
“Esto cambia el discurso, el estigma social y rompe paradigmas. No debo convencer a nadie de mi dolor, pero sí puedo crear conciencia y tratar de que empaticen. Estamos en un Estado laico y creo fielmente en que nada ni nadie debe estar por encima de la autonomía humana y la libre elección. No es posible criminalizar la compasión y obligarnos a faltarle al respeto a nuestro cuerpo al llevarlo a extremos inimaginables”.
Sobre los motivos que han impedido legislar en favor de la MMA, Diego Valadés consideró que es necesario promover una convicción extendida sobre la necesidad de establecer esta forma de ejercicio de la libertad.
“En Francia hay un apoyo de más del 90 % de la población y en Reino Unido de más del 80 %. En nuestro país aún no es un tema de opinión pública y, por eso, es tan importante el ejemplo de Samara. Esto debe ser una cuestión cultural, porque las autoridades son reacias a tomar medidas que no cuentan con respaldo y comprensión generalizada”, apuntó.
De acuerdo con la encuesta nacional Por el Derecho a Morir con Dignidad, México 2016-2022, el 72.7 % de la gente está de acuerdo en que deben cambiar las leyes para permitir que personas enfermas reciban ayuda para terminar con su vida si así lo deciden.
El 68.3 % de las y los consultados está a favor de que, en caso de fase terminal, hubiera la posibilidad de pedir ayuda al médico para adelantar su muerte, y el 68.6 % cree que un paciente en dicha etapa y con sufrimiento inevitable debería poder decidir al respecto.
La propuesta de ley de Samara se ha promovido en la plataforma change.org y en octubre de 2025, a dos meses de haberla lanzado, ha alcanzado más de 125 mil firmas por parte de la sociedad.
Asunción Álvarez opinó que es posible acercarnos a una legislación, pese a diversos obstáculos. “A veces se trata de causar miedo planteando que decidirán por ti, y eso es falso. Es importante que los grupos religiosos no intervengan en políticas públicas. Además, pese a nuestra familiaridad con las festividades sobre la muerte, nos cuesta y nos falta hablar más de ella”.
¿Qué falta?
El trabajo de Samara está dedicado a quienes fallecieron en condiciones indignas, sin oportunidad de decidir cuándo y cómo morir. “Ese momento utópico lo veo como una celebración de vida. Cuando mi alma y corazón estén listos para trascender, quiero despedirme en paz, en el mar, con mi familia y haciendo tributo a nuestra lucha conjunta e individual. Yéndome satisfecha por haber inspirado y porque mis batallas valieron la pena”.
A decir de Asunción Álvarez, la muerte debe ser una conversación natural desde la niñez; no obstante, esto suele obviarse por esperar a que los avances de la medicina se ocupen de todo y alarguen nuestra existencia. “Falta propiciar charlas en las que, cuando nos digan ‘no hables de eso’, respondamos: ‘lo necesito, porque quizá después no pueda expresar mi deseo, ¿o tú qué querrías?’. Es normalizarlo y quitarle ese tabú”.
Diego Valadés concluyó que el debate en torno a la MMA ha empezado a entablarse en países donde incluso ha habido resistencias notorias por parte de las iglesias. “Debe prevalecer el principio de dignidad, pues es una expresión de la soberanía de cada quien. En México ya experimentamos formas de libertad avanzada, como el derecho al aborto y el matrimonio igualitario, por ejemplo. El proceso evolutivo en que nos encontramos hace previsible que las disposiciones en relación con la eutanasia prosperen, y espero que sea en breve”.


