Por María José Gallardo

Toluca, México.- Antiguamente, hace casi 600 años, la Central de Abasto de la Ciudad de México (CEDA) era el gran mercado de Tlanechicoloyan, donde se intercambiaban y vendían una gran cantidad de productos venidos desde toda la República Mexicana.
En la década de los sesenta, el mercado de La Merced era el mejor lugar para comerciar en la ciudad, hasta que la gran demanda de la capital requirió la construcción de un nuevo mercado para aliviar las apremiantes necesidades de la ciudad.
Las autoridades querían construir un centro de comercio que conservara las tradiciones y el colorido del mercado tradicional mexicano, pero con instalaciones más modernas y funcionales. El proyecto de diseño fue encargado a Abraham Zabludovsky, arquitecto mexicano de gran renombre, quien realizó una obra de gran tamaño y funcionalidad.
En marzo de 1981 se iniciaron las obras de construcción de la CEDA en la zona llamada Chinamperías, en la delegación de Iztapalapa. Abarca un total de 327 hectáreas y fue inaugurada el 22 de noviembre de 1982 por el presidente López Portillo.
La Central de Abasto es el principal mercado mayorista y minorista del país. Tiene una ubicación geográfica muy favorable en la ciudad, lo que permite la fácil distribución de la mercancía dentro y fuera del establecimiento, como hacia cualquier parte de la ciudad de México o estados vecinos.
En la central se pueden encontrar todo tipo de víveres y suministros. Desde abarrotes, frutas, verduras, legumbres, hortalizas, flores y follaje, hasta pescados, mariscos, aves y carne. Por el flujo de dinero diario se considera el mayor mercado del país, estimando un movimiento económico anual superior a los 8 o 9 mil millones de dólares.
La afluencia de visitantes está estimada en 300 mil diarios, atendidos por 70 mil empleados. La zona más grande de la CEDA es la de frutas y legumbres, con 1,881 bodegas. Ahí se comercializa el 30% de la hortofrutícola nacional.
El andén de frutas y legumbres es uno de los paseos más atrayentes de la central, pues el colorido de los pasillos no se compara con los demás. Los visitantes gozan de una exuberante muestra de olores, sabores y texturas, porque en los locales se encuentran todo tipo de frutas, vegetales, y legumbres; especies nacionales y otras exportadas.
Los proveedores de nopal de Milpa Alta, por ejemplo, llevan su mercancía a la central donde los trabajadores se encargan de limpiar toneladas de nopal, quitarle las espinas y dejarlo listo para los clientes.
Productores de espinaca van a la central para vender sus cosechas desde Cholula, Puebla. Cada dos meses se producen dos hectáreas de espinaca, y para juntar tal cantidad es necesaria una inversión de 3,500 pesos en un bote de 20 litros de semilla de espinaca.
El mayor problema al que se enfrentan los productores de espinaca durante la siembra es el agua de riego, porque el exceso hace que le salgan manchas y hongos a la espinaca. Por lo que es necesario aplicar al cultivo ciertos químicos para que pueda ser comercializada.
A comparación de los supermercados o tiendas de autoservicio, los clientes de la central encuentran alimentos mucho más frescos y a menor precio. Al tratar directamente con los proveedores se puede asegurar una mayor calidad de las frutas, vegetales y legumbres por un costo más real.
La lechuga escarola, producida en San Gregorio, en la delegación de Xochimilco, se vende a cinco pesos el kilo. El cebollín y la acelga china, producidos también en San Gregorio, cuestan 50 pesos el manojo.
A la CEDA llegan grandes cargamentos de col de brusela, producida en Cuernavaca, Morelos y en Texcoco, Estado de México; y de col cali, usada para preparar caldos, adobo y otros platillos tradicionales. Además de la gran producción de lechuga radichu, producida prácticamente en cualquier parte de México, aunque la semilla se exporta de España.
La señora María de la Luz, conocida como Lucha, es originaria de Santiago Tulyehualco, Xochimilco; donde ella y su esposo son dueños de un par de ejidos en los que cultivan tomate cherry, tomate heirloom amarillo y naranja, lechuga escarola, lechuga verona, col de brusela y espinacas baby.
Entre las variedades exóticas que se venden en la central está el okra angú, legumbre que contiene las mismas propiedades que el nopal y es traída desde el estado de Morelos. El rambután, producido en la costa de México, sandia baby, hoja de naranjo y pitahaya, también llamada ‘fruta del dragón’, una fruta rosa de origen centroamericano que los chinos usan mucho en su cocina.
Ir a la Central de Abasto es una experiencia necesaria para los mexicanos, sí para disfrutar el paseo por el lugar, pero también para encontrar productos nacionales, que viajaron desde toda la república para ser distribuidos en la capital. A lo largo de las 327 hectáreas de la CEDA se puede apreciar y aprovechar la riqueza de la tierra mexicana. Sin duda es una mejor opción para conseguir alimentos frescos, prácticamente recién cosechados.

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