Por Luis Felipe García Chávez

Toluca, Méx.- La informalidad es un mal que ha crecido en el país desde la pandemia y por el “olvido” de las autoridades.

Este problema engloba todas aquellas ocupaciones y formas de producción que no se encuentran reguladas por un marco legal, por ello está asociada a inestabilidad laboral, bajo ingreso, violación de derechos y en muchas de las áreas donde se asienta comercio informal en vía pública tiende a incrementar los niveles de inseguridad.

También vulnera los derechos de los ciudadanos, ya que entorpecen la movilidad de los peatones, se apropian de las banquetas y calles, además de ser foco de contaminación al no estar regulados de ninguna manera.

De acuerdo con el censo 2022 que realizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante ese año sumó 1.9 millones de personas más que trabajan en la informalidad, en comparación al 2018, año previo a la pandemia de COVID-19.

Son muchos los factores que promueven la informalidad, pero en el Estado de México no solo se está “olvidando” este problema, al contrario, se está normalizando ya que se ha perdido la prospectiva de las áreas responsables, los objetivos e indicadores que hagan algo por que se refleje su disminución.

Para comenzar a combatirla, lo primero es reconocer su existencia; que es un fenómeno complejo y requiere, en consecuencia, tratarse de manera transversal, involucrando a diferentes áreas de los tres niveles de gobierno, cámaras empresariales y sociedad organizada entre otros.

Es necesario legislar, pero sobre todo hacer cumplir las leyes que se aprueben, posteriormente deben actualizarse las políticas públicas económicas, sociales y culturales, que permitan mejorar las condiciones del mercado, el fortalecimiento de las instituciones y la formalidad laboral.

La pobreza no le conviene a nadie, ni a el gobierno, ni a los empresarios y mucho menos a la sociedad, es necesario mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Promover la educación y la capacitación para que mejoren las habilidades de los trabajadores y aumenten sus posibilidades de acceder a un empleo formal; hacer realidad una verdadera mejora regulatoria con incentivos fiscales a quienes creen fuentes de trabajo, con mejores condiciones y sueldos, además de promover la formalización gradual, a través de programas que faciliten la transición de la economía informal a la formal.

Lo anterior puede sonar utópico e incluso trillado por qué se ha mencionado ya por diversos expertos en economía, la diferencia es la forma de implementar las ideas, rompamos paradigmas, si lo que han hecho los gobiernos durante décadas no ha funcionado apliquemos aquella frase que se atribuye al científico Albert Einstein: “No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos”.

Luis Felipe García Chávez

Fue Director de Desarrollo Económico del Municipio de Toluca, activista en materia de bienestar animal y actualmente participa como Coordinador de la Comisión Operativa de Movimiento Ciudadano en Toluca.

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