Por Latitud Megalópolis / Ricardo Aguirre Cuellar
Estimado amigo; a pesar de las alarmas que se encendieron en el sexenio de López, muchos, muchísimos opinocratas, académicos e intelectuales de los llamados conservadores, se negaron a reconocer el rumbo que tomaba el país y que por supuesto no era bueno.
Minimizaron el rompimiento democrático y republicano.
Justificaron los desplantes autoritarios de López y se hicieron los desentendidos ante lo que se veía venir.
Pues sostenían que México no iba ser Venezuela. Y que en todo caso era un priismo redimido.
Hoy tras el resultado de unas facciosas elecciones, vemos cómo los peores presagios se hacen realidad y la nación entra de lleno en su desmoronamiento institucional, para instaurar un régimen totalitario, que no hegemónico, con el que se sustituye el régimen construido a partir de la Revolución Mexicana e instaurado en nuestra Constitución Política de 1917.
Se necesitaron tres constituciones la de 1824, la de 1857 y la actual para darle rumbo a la nación, con la que se fundo la República, representativa, democrática, laica y federal, donde la soberanía popular se deposita en los Poderes de la Unión compuestos por el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial; sin embargo esta composición orgánica que ha permitido en más de cien años mantener la coexistencia social y la cohesión política está siendo ultrajada por una mal llamada reforma judicial pactada entre dos poderes el Ejecutivo y el Legislativo en contra del Judicial.
Esta conspiración no es otra cosa que romper con el pacto federal para imponer un gobierno que concentre todos los poderes en una sola persona para hacer prevalecer la existencia de un solo partido político que controle coercitivamente la voluntad de la sociedad, sostenida en una ideología oficial, reduciendo todo signo de oposición, como simples traidores a la causa que se profesa y declarándolos enemigos de la transformación. En otros casos son de la revolución. Como en Cuba, Venezuela o Nicaragua.
Esto que hace algunos meses sonaba descabellado y exagerado, hoy está más que claro, sobre todo a la luz del comportamiento que los miserables legisladores de esa cosa llamada morena y rémoras han redactado y con la que pretenden, en una muestra más de su atrevimiento golpista, blindar para que no haya ninguna posibilidad de que la aún existente Corte Suprema pueda declarar de inconstitucional su abuso, estableciendo la supremacía constitucional, que no es otra cosa que la supremacía de los dos poderes Ejecutivo y Legislativo sobre el Judicial, con lo cual inhabilitan y despojan de cualquier facultad revisora al Poder Judicial para defender la legitimidad Constitucional y por tanto defender a la sociedad de cualquier arbitrariedad y exceso de parte del gobierno.
El régimen que se busca instalar, no es parecido de ninguna manera al régimen hegemónico que ejerció el PRI en el siglo pasado.
Primero por que este partido a pesar de su avasallamiento electoral, no impuso el pensamiento de partido único y segundo porque construyó instituciones que abrieron cauce a la participación democrática, aún cuando los partidos de izquierda y derecha eran representados por minorías de simpatizantes, sin presencia popular; propiciando, por lo tanto, los espacios para el debate y consolidando una reforma electoral que encausara los reclamos de la oposición, la que al crecer y exigir mayor apertura y confiabilidad electoral, permitió el nacimiento y establecimiento del órgano electoral – IFE INE – que en la medida que se fortaleció le dio certeza jurídica al resultado electoral, que devino en el triunfo de la oposición en el año 2000 con la llegada de Fox y del PAN. Y con ello la transición democrática pacífica de las tres mayores fuerzas políticas de la nación.
Como se ve desde la promulgación de nuestra Carta Magna, ningún gobierno priista atento contra los elementos fundacionales del Estado Mexicano, o sea jamás se atrevió a desmantelar la división de poderes o de plano, someter absolutamente al Poder Judicial, como lo está haciendo López – Sheinbaum, sino por lo contrario construyó instituciones que devinieron junto con la oposición en una democracia plena, aunque como siempre acusada de débil, como si en el mundo hubiera democracias absolutamente sólidas y protegidas a los zarpazos de los populismos. Hay esta la gringa hoy atormentada por el energúmeno de Trump.
No en balde a través de esta democracia es como llega López y su herencia Sheinbaum y con ella las mayorías filibusteras que se apropian del poder legislativo con el contubernio de las instituciones democráticas construidas y que hoy están vendidas y corrompidas por el tufo transformador, que para alcanzar su golpe de estado, recurre a cualquier medio, con tal de conseguir su fin. La traición – los Yunes son el peor ejemplo de esa moral que da moras- como acto supremo de la moral que profesan en esa cosa llamada morena.
En suma lo que vemos, con espeluznante realidad es la génesis venezolana, llegan a través de la democracia y luego la dinamitan para evitar dejar el poder.
Como Chávez cuando instaló la república Bolivariana. Llegó con el voto popular, que ahora Maduro les roba.
Como López y Sheinbaum. Que también se quieren apropiar de la voluntad popular como sus únicos intérpretes y beneficiarios.
Pues los pasos son los mismos. Desmantelamiento de las instituciones o su colonización y desaparición de cualquier vestigio de división de poderes y con ello de la autonomía e independencia de todos los tribunales y jueces. Para crear órganos afines que sigan puntualmente las directrices de la nomenclatura política y económica del gobierno y sus secuaces.
Hoy de prevalecer el engendro reformista y su supremacía, cualquier cosa puede suceder.
Cualquier capricho o idea que limite libertades o imponga modalidades a la propiedad privada puede pasar.
Pues el límite solo será un eufemismo en la ambición del poder, pues el cambio de régimen será una realidad brutal, aderezada con abundantes programas sociales, como manzanas envenenadas que habrán de degustar millones de paupérrimos ciudadanos que son y seguirán siendo la base popular y carne de cañón de un gobierno populista de izquierda que irá acabando con la riqueza a la que desprecia y odia, pero que apapacha, hasta que estemos como Venezuela o Cuba. Todos iguales. Pobres, pero con una nomenclatura política y capitalista muy gorda por la corrupción y los negocios turbios de cuates.
Pues en estos regímenes sobresalen el capitalismo de amigos y el tráfico de influencias. Como mecanismos de control y apoyo político.
Ejemplos Slim y el Consejo Mexicano de Negocios que con su silencio aceptan tácitamente el engendro reformador y dan su apoyo al gobierno de Sheinbaum y su régimen que sin duda les beneficia grandemente.
No lo crees mi estimado amigo.
Entre paréntesis; Sheinbaum, como experta en derecho constitucional, a dicho que la Corte no tiene facultades para revisar la constitucionalidad de la mal llamada reforma judicial y sostiene con la sapiencia de la ignorancia, que la Corte debe acatar el sentido de la reforma y sus consecuencias sin chistar, pues de intervenir estará legislando y que eso sólo le corresponde al legislativo.
Es más que claro que la casa presidencial en voz de Sheinbaum sólo repite lo que mal le aconsejan y por si fuera poco muestra su talante autoritario y rijoso que caracteriza a quienes en ausencia de argumentos recurren a la confrontación y a la amenaza.
Lo que no sabe la señora Sheinbaum es que la Corte de alguna manera en sus resoluciones e interpretaciones que causan Jurisprudencia, está legislando, pues modifica la literalidad de la norma para darle sentido y aplicación, sobre todo cuando hay controversia entre tribunales y juzgadores.
Así entonces a partir de esa interpretación y no otra, así sea la del legislador, la única que prevalece es la de la Corte o de los tribunales y jueces. Ya sea Jurisprudencia por reiteración o por contradicción.
En suma, lo que hace el legislador no está inscrito en piedra o en acero. Sus iniciativas y reformas se tienen que acomodar al contenido de nuestra Carta Magna y no a los caprichos de un legislativo omnipotente con facultades supremas, como pretenden pasar.
Así que es deber de la Corte indagar que cualquier ordenamiento pase por constitucional o no y más si violenta los Derechos Humanos y las estructuras orgánicas fundacionales del Estado Mexicano.
Y en cuanto a sus amenazantes planes, sólo puedo imaginar que denunciara a los ministros de la Corte ante la Fiscalía General de la República y solicitara juicio político, que en esencia no prospera- en un país con Estado de Derecho – porque los ministros tienen inmunidad para resolver y estaríamos comprobando plenamente su vis autocrática totalitaria y vengativa.
PD si la Corte declara parcialmente inconstitucional la reforma judicial y esta no se acata o si no la declaran de inconstitucional por falta de votos, surtirá los mismos resultados.
Sino se acata se tira al basurero al Poder Judicial y sus resoluciones y por tanto el Estado de Derecho.
Y sino se tira la reforma pues también se acaba el Estado de Derecho con el añadido de demoler la división de poderes y por tanto la República como la conocemos y habrá de nacer otra remedo bananero de república. Que es lo que pretenden y buscan a toda costa.
PD2 sin embargo es mucho mejor si la Corte decide anular parcialmente la mal llamada reforma judicial, pues deja la cara limpia de los ministros como defensores de la Constitución, dejando la carga del desacato y la impunidad del lado de un gobierno que a escaso un
mes y cuatro días ya parece muy viejo, cansado y sin argumentos.
Y por si fuera poco con muchos fierros en la lumbre.
PD3 Trump- Harris un resultado que deja a Sheinbaum con los dedos atrapados en la puerta.
Y si se sale con la suya y avanza la mal llamada reforma judicial. Prensados irremediablemente.
Con Trump la violencia grotesca.
Y con Harris el guante blanco relleno de cemento.
PD 4. Perez Dayán o el irreductible destino de los miserables que condenados a sus bajezas dedican el último aliento de sus vidas a la traición.