Por. – Benjamín Bojórquez Olea.
Corazón de ganadero, instinto de estadista: la fórmula de Marcos Osuna…
En la política, como en la vida, hay figuras que no necesitan levantar la voz para hacerse notar: su trayectoria habla por ellos. Marco Antonio Osuna Moreno es uno de esos personajes raros, casi en peligro de extinción, que no se explican por su cargo, sino por su carácter. Tres llaves lo han acompañado siempre—humildad, coraje y sabiduría—y son precisamente esas tres virtudes las que hoy lo colocan como un “animal político” en el sentido más noble y profundo del término: alguien que entiende el poder no como un adorno personal, sino como un instrumento para servir.
La humildad de no creerse superior a nadie es quizá su rasgo más distintivo. En un ambiente donde la soberbia suele imponerse como lenguaje habitual, Osuna Moreno eligió el camino inverso: caminar a ras de suelo, escuchar, mirar de frente, asumir sus responsabilidades sin estridencias. El coraje, por su parte, lo ha guiado para enfrentar coyunturas difíciles, presiones políticas y escenarios administrativos que exigen carácter y firmeza. Y la sabiduría —esa rara capacidad de callar frente a la estupidez— lo ha convertido en un operador fino, prudente, consciente de que no todo merece respuesta, pero sí estrategia.
Hoy, como Director de Vialidad y Transportes del Gobierno de Sinaloa, Marco Antonio Osuna Moreno se ha transformado en un engranaje esencial dentro de la estructura pública. No por imposición, sino por mérito. No por improvisación, sino por trayectoria. Haber sido diputado local, subsecretario de gobierno, candidato a la alcaldía de Ahome, ganadero, promotor deportivo y aliado silencioso de múltiples causas sociales lo han moldeado en un servidor público equilibrado: uno que entiende el campo, la ciudad, la administración, la política… y a la gente.
A Osuna Moreno lo conocen miles de familias sinaloenses, no por discursos, sino por gestos concretos: apoyos a quienes más lo necesitan, impulso a deportistas que han encontrado en él un patrocinador y un respaldo, y un acompañamiento permanente a quienes atraviesan momentos difíciles. Ese tipo de cercanía —la que no presume, la que no se fotografía, la que se ejerce en silencio— es la que construye reputaciones que no se desgastan con los años.
Su trabajo en Vialidad y Transportes refleja ese mismo talante. Ordenar, modernizar y dignificar el transporte urbano de Sinaloa no es tarea menor. Implica confrontar inercias, renovar unidades, mejorar el trato a los usuarios, profesionalizar choferes y apostar por ciudades más ordenadas. Y hacerlo con el respaldo total del gobernador Rubén Rocha Moya es una oportunidad que Osuna Moreno está aprovechando con disciplina y visión.
En un estado donde a veces escasean funcionarios con colmillo, con temple y con verdadera vocación de servicio, Marco Antonio Osuna Moreno destaca como una pieza que suma, que equilibra, que conecta la sensibilidad social con la operación política. Su instinto —ese que solo poseen los animales políticos formados en la realidad y no en la simulación— lo ha llevado a convertirse en un referente indispensable para la estabilidad y el desarrollo del estado.
GOTITAS DE AGUA:
Quizá por eso, hoy más que nunca, Sinaloa necesita más figuras así: más funcionarios que entiendan que el poder es un puente, no un pedestal; que la humildad es más contundente que la estridencia; que el coraje no es gritar, sino sostener; y que la sabiduría, en tiempos de turbulencia, es saber cuándo avanzar, cuándo esperar y cuándo callar.
Porque los caminos que se construyen con humildad, coraje y sabiduría no solo conducen a destinos mejores: también elevan la dignidad de quienes los recorren. Y Sinaloa merece seguir avanzando por rutas donde personajes como Marcos Osuna sean faros, no excepciones. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos mañana”…
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