Por Zuleyka Franco

Tu vida está hecha de decisiones, cuídalas.

“La vida consiste en una serie de pequeñas decisiones”

Una de las ideas principales sobre este tema, es la de nuestra libertad para elegir el camino que queremos seguir, y nuestra responsabilidad para asumir las consecuencias, costes o riesgos de dichas elecciones. Somos libres para tomar nuestras propias decisiones y para hacer las cosas como deseamos hacerlas. Somos libres incluso dentro de un mundo marcado por reglas y normas cuyo cumplimiento nos pueden exigir. Pero somos libres para escoger y decidir en cada momento. A cada segundo. La vida que vivimos es la que es, es como es, por los pasos que hemos decidido dar. No por los que otros decidieron por nosotros, porque aún en ese caso, nosotros hemos tenido en nuestra mano la elección de permitir que eso fuera o no así. Es nuestra vida, son nuestras decisiones y, por tanto, somos máximos responsables de ella.

Decidimos qué queremos aprender, a qué nos queremos dedicar, en qué queremos invertir nuestro tiempo y con quién deseamos compartirlo. Decidimos qué deporte practicar y cuándo, decidimos qué queremos comer o beber, decidimos qué libros queremos leer, qué películas queremos ver y qué música queremos escuchar, y también decidimos qué queremos hacer con lo que hemos leído, visto o escuchado. Y al elegir, nos hacemos responsables de las consecuencias positivas y negativas que nuestras elecciones nos puedan traer.

Causa y efecto

Elecciones y consecuencias. Esa es la clave, la idea fundamental que, en mi opinión, debemos tener siempre presente cuando nos planteamos diseñar nuestro futuro. Tomar decisiones es inevitable, decisivo y fundamental.

Somos libres. Incluso el convicto o el esclavo es libre para elegir cómo asume y cómo afronta su situación, porque la libertad no es únicamente externa. Atañe también a nuestros sentimientos y emociones, a cómo los manejamos y canalizamos. Somos libres aunque nos duela, aunque dicha libertad nos deje sin excusas ni pretextos, porque la ejercemos a cambio de pagar el precio de asumir la responsabilidad de lo que elegimos hacer, sentir o ser.

Por lo tanto, es hora de empezar a decidir y elegir por dónde vamos pisando, de qué manera y con qué calzado. Y cómo estas elecciones determinarán nuestro futuro y el de nuestro entorno. Podríamos llamarlo ecología. Porque, si echamos la vista atrás, también las elecciones de otros han modelado en parte nuestra vida. Yo estoy aquí y tengo un determinado trabajo y un determinado entorno social y personal porque, años atrás, mis padres decidieron venir a vivir a esta ciudad donde yo me crié, y no en otro país por ejemplo.

Soy como soy, en parte, porque decidieron educarme de una determinada manera.

Por pequeñas que puedan llegar a ser, todas y cada una de las decisiones que tomas marcan tu vida. Todas. Por eso es fundamental cuidarlas.

No se trata de obsesionarse con la idea, sino de darles la máxima importancia y hacernos cargo de sus consecuencias, independientemente de lo grandes o pequeñas que puedan llegar a ser. Todas son relevantes.

Y bien ¿Qué hay de tus decisiones?

¿Le das la importancia que merece a cada elección que haces?

¿Cuáles han sido las más relevantes de los últimos diez años y cómo han influido en tu momento actual?

¿Qué Significa Ser Consiente?

Ser consciente, implica tener la habilidad de saber exactamente cuáles son tus pensamientos, emociones y acciones. Se trata de ser sincero contigo mismo y con tu situación actual, mientras comprendes al entorno que te rodea, y las personas en él.

Se trata de tomar el control de tu vida, conocer tus motivaciones, principios, ideas… etc.

Al igual que ocurre con las personas, el crecimiento es interpretado como un signo de salud, vitalidad y fortaleza. Las empresas cuando crecen dan una sensación de tener posibilidades de desarrollo futuro, es igual que una persona.

En las economías occidentales caracterizadas por ser muy dinámicas y con un entorno muy competitivo, las empresas tienen que crecer y desarrollarse continuamente, aunque sólo sea para mantener su posición competitiva relativa con otras empresas, en las personas suele ser lo mismo.

A veces, sólo somos competitivos y llegamos a ser extremadamente exitosos en lo que hacemos pero, qué hay de hacerlo no por competir, ni tener éxito, ni ser el mejor en nuestro lugar de trabajo?  Hacemos lo que hacemos con el corazón, porque amamos nuestras tareas o incluso, lo hacemos consientes? O sólo elegimos ser productivos.

Crecemos, modificamos actitudes, pensamientos, nos desarrollamos profesional y espiritualmente y es obvio que habrá un cambio en nuestras características internas como externas. Estos cambios pueden manifestarse en uno o varios aspectos de nuestra vida, como lo hace una empresa, pero nosotros tenemos la opción de decidir porque contamos con lo único que no cuenta una empresa, libre albedrío.

Y ¿Cómo Sé Cuándo Es Necesario Incrementar Mis Niveles De Conciencia?

Simple…

Cuando tengas problemas o dificultades.

Cuando te sientas triste o deprimido.

Cuando no te veas productivo, o quieras perder el tiempo.

Cuando estés haciendo cosas que no te gusten.

Cuando estés rodeado de gente que no contribuye con tu bienestar.

Cuando sientas que no estás progresando mucho.

…y en general, cuando percibas que algo no está bien en tu vida.

Es un concepto sencillo, pero que puede cambiarte la vida para siempre.

Recuerda que todos y cada uno de nosotros elegimos cómo vivir, nuestro libre albedrío nos da la pauta para estancarnos en un pozo del que no podremos salir a menos de tomar conciencia y aprovechar las circunstancias o salir triunfantes y ser seres humanos resilientes que ante las circunstancias más adversas de la vida, aceptan, aprenden y salen avantes en la vida.

Son tus decisiones, no tus condiciones, las que determinan tu destino.

Comentarios

Comentarios