Por Cristina Colmenares
De nueva cuenta un caso de abuso de autoridad pone en movilización a los pobladores de Estados Unidos. Durante el fin de semana ocurrió el caso de Jacob Blake, un hombre afroamericano, quien fue baleado siete veces por policías del Estado de Wisconsin.
La tarde del domingo la policía de Kenosha respondió al llamado de un “incidente doméstico”, de acuerdo con el reporte de las autoridades. No se ha aclarado qué sucedió antes de la documentación de los hechos filtrada en redes sociales, pero en el video se observa a tres policías apuntando con sus armas a Jacob, mientras él caminaba alrededor de una camioneta estacionada. Cuando abre la puerta e intenta abordarla, uno de los elementos tira de su playera y dispara a su espalda. Fueron siete detonaciones las que se escucharon entre gritos de los testigos.
Según la policía local, los agentes proporcionaron “ayuda inmediata” a Jacob Black, quien fue trasladado de gravedad al hospital de Milwaukee. Los policías involucrados no se dieron a conocer, pero fueron puestos bajo licencia administrativa.
Ayer por la mañana, se registraron 18 mil firmas en una petición de Charge.org que pide impugnar los cargos a los agentes involucrados.
Ben Crump, destacado abogado de los derechos civiles acudió a la familia de Blake y comunicó en Twitter que al momento de recibir los disparos, los tres hijos de Jacob estaban al interior del Vehículo.
“Vieron a un policía disparar contra su padre. Estarán traumatizados para siempre. No podemos permitir que los oficiales violen su deber de protegernos” se lee en su publicación.
Tras estos hechos, una ola de protestas se ha desatado, no sólo en Wisconsin, sino también en otras partes de Estados Unidos. Las autoridades emitieron una declaratoria de toque de queda, pero eso no fue impedimento para que el día de ayer una nueva jornada de manifestaciones tomara el centro de la ciudad.
De acuerdo con información de la BBC, cientos de manifestantes se reunieron frente al juzgado de Kenosha después del toque de queda, lo que conllevó a la movilización de decenas de efectivos. Algunos manifestantes intentaron entrar por la fuerza al edificio de seguridad pública de la localidad, exigiendo que los policías involucrados sean arrestados. El equipo antidisturbios usó gas pimienta para dispersar a la multitud luego de romper una puerta.
Por otro lado, Tony Evers, gobernador de Wisconsin, pidió una movilización “limitada” de la guardia nacional para apoyar a la policía local y “proteger la infraestructura crítica”. Implementó un toque de queda desde las 20:00 hrs del lunes hasta las 7:00 am de hoy.