Por Rosa Lealde
Fue a mediados de febrero cuando el gobierno cubano emitió un decreto en el que se obliga a los músicos y artistas locales a profesionalizarse y vincularse con el Ministerio de Cultura, todo con el fin de poder controlar los ritmos que al país le interesa producir.
Recordemos que en Cuba el gobierno tiene el poder de decidir lo que se transmite en radio y tv, por lo que se busca sensurar el género debido a que “utiliza expresiones vulgares, banales y mediocres”, según palabras del presidente del Instituto Cubano de la Música (ICM), Orlando Vistel.
Según Vistel “ni la vulgaridad, ni la mediocridad podrán mellar la riqueza de la música cubana. El son y la salsa, el jazz de la canción y la rumba, las formas sinfónicas y de cámara multiplican nuestros exponentes y no pocos de ellos cuentan con gran reconocimiento internacional. Esa es la verdad de la música y de los músicos cubanos”
El pretexto que el funcionario utilizó para aprobar este decreto fue que éstos músicos no registrados ante el ministerio quitan el trabajo a los titulados del conservatorio.
Y por sieso no fuera suficiente, los intérpretes y aquellos que escuchen el género serán severamente sancionados.


