Luvianos, Méx.- La tensión política marcó el inicio de año en Luvianos, donde ciudadanos inconformes tomaron el palacio municipal desde los primeros minutos de este miércoles. Con cadenas, candados y mantas con consignas como “¡La presidencia no es herencia!”, los manifestantes cerraron las instalaciones en protesta por supuestas irregularidades en la reciente elección municipal.
Los pobladores rechazan la legitimidad del nuevo alcalde, Eder Jaimes, argumentando que su llegada al cargo es parte de una “dinastía familiar” que consideran ilegítima. Denuncian que, en los últimos seis años, el gobierno municipal ha estado dominado por su familia: primero con su padre, Alfredo Jaimes, y después con su madre, Rosa María Garduño. La continuidad con Eder, afirman, representa una imposición inaceptable.
Protestas y exigencias de elecciones extraordinarias
El grupo de manifestantes, en su mayoría adultos mayores, exige que se convoquen elecciones extraordinarias y solicitan la intervención directa de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez para atender sus denuncias de fraude. Mientras tanto, aseguran que no reconocerán a Jaimes como presidente municipal.
“La gente está cansada de que este municipio sea manejado como si fuera propiedad privada. No es justo que se ignore nuestra voz”, expresó uno de los inconformes.
Gobierno inicia actividades en sede alterna
A pesar de la toma del palacio municipal, el nuevo alcalde realizó la primera sesión de cabildo en una sede alterna. Durante la sesión, se tomaron protesta a los funcionarios que integrarán su administración, marcando el inicio formal de las actividades del ayuntamiento.
La crisis política en Luvianos representa un hecho inédito en sus 22 años de historia como municipio. Es la primera vez que un gobierno local se ve obligado a operar fuera de sus instalaciones, lo que subraya la magnitud del descontento social.
Un desafío sin precedentes
La situación actual coloca a Eder Jaimes frente a uno de los mayores retos que ha enfrentado cualquier administración en Luvianos. El conflicto podría tener implicaciones graves no solo para la gobernabilidad del municipio, sino también para la confianza en las instituciones democráticas locales.
Mientras tanto, los manifestantes se mantienen firmes en su postura, asegurando que no desalojarán el palacio municipal hasta obtener una respuesta concreta a sus demandas. La tensión persiste, y Luvianos se encuentra en el centro de una crisis que podría sentar precedentes en el Estado de México.