Ciudad de México.- El líder del PRI y senador Alejandro Moreno, conocido como “Alito”, se plantó en la tribuna del Senado con palabras de alerta y advertencia, calificando el día de hoy como el “más peligroso para México”. Señaló que la propuesta de Morena de impedir la impugnación de reformas constitucionales significaría una “tragedia” y la destrucción del sistema judicial. Sin embargo, en su encendida defensa, pocos recordaron que durante décadas el PRI tuvo en sus manos la oportunidad de construir y blindar el Estado de derecho que ahora desesperadamente dice defender.

Alejandro Moreno acusó a la bancada de Morena de querer “torcer la ley” y de “actuar con un poder sin límites”, palabras fuertes de un partido que ha sido el arquitecto de instituciones hoy desgastadas y que no pudo transformar cuando gobernaba. “Ni nos vamos a doblar ni vamos a echar para atrás”, dijo Moreno, como si el sistema democrático y judicial actual no fuera también un reflejo de décadas de prácticas priistas.

En su intervención, Moreno señaló que “el día de mañana cualquiera podría decir que ya no somos una República”, pero poco se refirió a los años de gobiernos priistas que contribuyeron a la crisis de credibilidad en las instituciones mexicanas. Alegó que la reforma de Morena traería inseguridad y una violación al “control constitucional”, una advertencia que llega tarde de un partido que tuvo décadas para fortalecer la institucionalidad y evitar que cualquier administración pudiera erosionarla.

El PRI, entre la denuncia y el olvido de su historia

Moreno, en su papel de defensor de los principios democráticos, subrayó que los ciudadanos perderían el derecho a impugnar reformas constitucionales y que se estaría “violando el principio de no retroactividad y la supremacía constitucional”. Sin embargo, sus palabras generan eco en una sociedad que no olvida cómo el PRI, en su momento, aprovechó las leyes y reformas en beneficio propio, dejando a los ciudadanos con pocas herramientas para cuestionar.

El senador instó a Morena a “pensar en las próximas generaciones”, una retórica que pocos podrían tomar en serio, pues los problemas actuales que afectan a México son, en parte, consecuencia de las décadas en que el PRI detentó el poder sin impulsar reformas profundas y duraderas para garantizar la justicia y el control democrático que ahora exige.

Finalmente, mientras Alejandro Moreno y el PRI lanzan advertencias sobre un “día oscuro” para México, muchos mexicanos se preguntan si las palabras del senador tricolor son auténticas preocupaciones o un intento de ganar relevancia en un contexto donde su partido se enfrenta a una pérdida de poder y a un rechazo social que pide a gritos un cambio real, más allá de discursos dramáticos.

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