Ciudad de México.- La celebración del Día de la Candelaria genera una derrama económica superior a 1,500 millones de pesos en México. La Confederación Nacional de Cámaras de Comercio, Servicios y Turismo reporta que el consumo de tamales, atole y la compra de vestimenta para figuras religiosas contribuyen a este impacto financiero.
Crecimiento del comercio de tamales en México
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informa que en 2023 existen más de 13,000 negocios dedicados a la producción y venta de tamales. En 2017, la cifra registrada era de 7,224 expendios, lo que refleja un crecimiento en la demanda de este producto.
Los comerciantes de mercados y tiendas de abarrotes reportan un aumento en la venta de harina de maíz, hojas de totomoxtle, carne y especias en los días previos a la festividad. La compra de ingredientes y utensilios para la elaboración de tamales incrementa el movimiento en la economía local.
Origen y significado del Día de la Candelaria
La festividad tiene raíces en la fusión de tradiciones católicas y rituales mesoamericanos. Durante la época colonial, las celebraciones españolas se vincularon con el ciclo agrícola indígena, lo que dio origen a la costumbre de consumir tamales en esta fecha.
La investigadora María Angélica Galicia Gordillo, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, explica que el Día de la Candelaria también conmemora la presentación del Niño Jesús en el templo, según la tradición católica.
Relación entre los tamales y la festividad
El tamal se ha convertido en un símbolo de la festividad debido a su relación con la alimentación mesoamericana. Durante el proceso de evangelización, los frailes permitieron que los indígenas mantuvieran sus costumbres culinarias dentro de las celebraciones religiosas.
El pan circular conocido como rosca de reyes introduce la figura del Niño Jesús, lo que origina la tradición de invitar tamales a quienes encuentran la figura en su porción de rosca.
Evolución de la celebración
La festividad ha trascendido su origen religioso y se ha consolidado como un evento social y gastronómico. En diversas regiones de México, las familias organizan reuniones en las que el consumo de tamales y bebidas calientes es una práctica común.
En algunos lugares, los participantes llevan imágenes del Niño Jesús a los templos, acompañados de figuras de la Virgen María y San José. Algunas comunidades incluyen mazorcas de maíz en la celebración, resaltando la conexión de la festividad con la agricultura.
El crecimiento del comercio relacionado con esta celebración demuestra su importancia en la cultura y economía mexicana. Año con año, la compra de insumos y la preparación de tamales fortalecen esta tradición que sigue vigente en el país.