La violencia sacudió de nuevo a México este miércoles, luego del despliegue de un gran operativo de fuerzas federales en Casimiro Castillo, Jalisco, que desató el caos en la región.

Elementos de la Guardia Nacional, Marina y Defensa se enfrentaron a civiles armados, dejando un saldo preliminar de tres agentes muertos y tres heridos.

La situación se agravó a tiempo que el gobierno federal ha sido evidenciado otrs vez por ser incapaz de contener la escalada de inseguridad.

El enfrentamiento ocurrió en el poblado de Lo Arado, donde los agresores no solo atacaron a las fuerzas del orden, sino que también incendiaron vehículos para bloquear la carretera federal 80.

Los narcobloqueos se extendieron a puntos clave como Autlán y Villa Purificación, paralizando la zona y sembrando el miedo entre los habitantes.

Helicópteros también sobrevolaron el área, y reportaron operaciones con paracaidistas de fuerzas especiales, pero a pesar de ello, la violencia no cedió.

Luego de unas horas, autoridades locales pidieron a la población resguardarse, mientras el gobierno de Autlán advierte sobre la gravedad de los hechos sin ofrecer soluciones claras.

Este nuevo episodio de sangre pone en evidencia el fracaso de las estrategias de seguridad. Mientras tanto, la Costa Sur de Jalisco se convierte en otro campo de batalla, y los ciudadanos, una vez más, quedan atrapados entre el fuego cruzado y la inacción oficial.

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