Ciudad de México.- La senadora panista Lilly Téllez ha escalado su confrontación no solo con el presidente de la mesa directiva del Senado, Fernández Noroña, sino también con diversos senadores morenistas. Su reciente acto de llevar pañuelos desechables al presidente, un gesto que muchos interpretaron como una burla, refleja su actitud despectiva y provocadora.

Téllez ha mantenido una postura constante de ataque contra los legisladores de la mayoría, lo que ha generado un ambiente de hostilidad y división en el Senado. Sus constantes enfrentamientos han provocado conflictos y han dificultado el diálogo constructivo. Este no es un comportamiento aislado; su historial de problemas con varios senadores morenistas la precede, consolidando su reputación como una figura polarizadora.

Al afirmar que los recursos públicos no deben ser utilizados para responder a quejas, Téllez parece olvidar que su propio papel en el Senado implica una responsabilidad mayor hacia los ciudadanos. Su retórica incendiaria y su falta de colaboración solo exacerban la crisis política actual, haciendo de ella una senadora que, en lugar de construir puentes, se dedica a romperlos.

Comentarios

Comentarios