Por José Contreras Contreras

A veces no sabemos con certeza qué era peor, si el robo sistemático al que las administraciones priistas sometieron a este país, al Estado de México y a sus municipios, o las decisiones que ha dejado entrever la próxima administración federal y su amplio dominio que, a nivel de estados y ayuntamientos, tendrá a partir de este mes de septiembre y con mayor énfasis en enero venidero cuando Andrés Manuel López Obrador tome las riendas del Ejecutivo Federal. Todo podrían aguantar los mexicanos, si el aeropuerto lo construye o no en Texcoco, si desea hacer de la residencia oficial de Los Pinos la Disneylandia mexicana, si desea o no vivir ahí e incluso si quiere ser protegido por un ejército de profesionales denominado Estado Mayor Presidencial o por 20 “profesionistas” que nada saben de logística y seguridad. Pero lo que difícilmente le aguantarán al prócer de Macuspana, Tabasco, será que les pegue en la cartera. Y es que varias de las “buenas” ideas del todavía presidente electo tendrán una repercusión seria para la economía de los mexicanos. Basta mencionar que el “Plan Peje” incluye el recorte de la mitad de quienes hoy trabajan en la administración pública federal, en los estados que ahora gobernará y en los ayuntamientos que encabezarán los alcaldes de Morena. El pretexto puede ser válido: la austeridad republicana, gastar menos en burocracia, y puede tener razón, porque actualmente los gobiernos han “engordado” de forma peligrosa, pero lo único que no nos ha explicado es ¿qué van a hacer los miles de mexicanos que se queden sin empleo so pretexto de la austeridad republicana? Más desempleados en la calle es sinónimo de más problemas sociales, menos ingreso, menos compras y, por supuesto, más delincuencia. ¿Eso es lo que deseaban los que votaron por López Obrador el 1 de julio?

Bonitas las explicaciones del Rector de la Universidad Autónoma del Estado de México, Alfredo Barrera Baca, sobre el no pago de las cuotas de los trabajadores universitarios al Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM). Según la máxima autoridad de la UAEM, la institución tuvo problemas de ingresos y no le alcanzaba para cubrir ese rubro. ¿Alguien le podría explicar al señor Rector que eso es un delito? La retención de cuotas o impuestos a los empleados y no entregarlos a la institución beneficiaria, en este caso el ISSEMyM, es un asunto que roza en lo ilegal, sobre todo cuando sí se cobró a los empleados y no se pagó. Entonces, ¿dónde quedó ese dinero? ¿Quién se llevó esos casi mil 500 millones de pesos? ¿Quién se enriqueció con ese dinero? Porque si nos dicen ahora que el dinero nunca salió de la universidad, que siempre estuvo ahí “guardadito”, esperando una buena oportunidad para entregarlo al ISSEMyM, pues la verdad nadie se lo va a creer. Si ahora ya comenzó a pagar la UAEM esas cuotas de seguridad social, qué bueno, pero lo que se debe aclarar, investigar y, sobre todo, sancionar, es el abuso que se hizo de ese recurso de los trabajadores. Esperemos que el señor Rector no se enferme antes de aclarar este “relajito” con el ISSEMyM, pues no le va a gustar mucho que llegue a una clínica u hospital y le nieguen el servicio, que no le den ni una aspirina, como ya le está ocurriendo a cientos de empleados de la UAEM que han tenido la desgracia de ir a solicitar consulta y no ser atendidos, todo porque algún “inteligente” hizo uso indebido de esos recursos.

Con prepotencia legislativa actúan quienes serán pronto, el 5 de septiembre, diputados locales del Movimiento de Regeneración Nacional. Encabezados por Maurilio Hernández, quien será el coordinador de la fracción parlamentaria de Morena en el Estado de México, los próximos diputados ya se sienten amos y señores de la Cámara de Diputados del Estado de México, exigen y obtienen salones para hacer sus reuniones de trabajo, para ofrecer conferencias de prensa, para cualquier cosa que se les ocurre. Los que serán diputados de Morena en el Estado de México ya desayunan y comen en el comedor del Palacio Legislativo con cargo al presupuesto legislativo, y ya dan órdenes al personal de la propia Cámara de Diputados. Un poquito de humildad no les caería nada mal a las damas y caballeros que serán la mayoría absoluta en la próxima Legislatura local, la número 60, por cierto. Es real que serán casi todopoderosos en unos días más, pero por lo menos deberían esperar a rendir protesta, y luego sentirse los nuevos miembros de la “Mafia del Poder”, a la que tanto criticaron durante los tiempos del proselitismo. ¿O no?

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