Por Carlos Z. Cadena
Caso Chimalapa urge escenarios de distensión, porque el fantasma del enfrentamiento está latente.
Más allá de que haya angustia, intranquilidad desesperación, consternación y hasta impotencia de parte de los chiapanecos ante la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), lo más trascendental en este momento es cerrar filas los gobiernos de Oaxaca y Chiapas, así como sus congresos estatales para evitar un derramamiento de sangre ante los desbordamientos y pasiones que se pudieran suscitar entre los pobladores chiapanecos que no quieren ser oaxaqueños, y que hasta promesas hay de crear grupos armados de defensa comunitaria en favor de Chiapas y su identidad de ser orgullosamente chiapaneco.
No es tarea fácil lo que por ley determinó la Suprema Corte de Justicia dela Nación, (SCJN) porque fueron más de 50 años del arranque de litigios –algunos con papeles en la mano y otros simplemente como buenos hacendados de esa época de ser dueños o propietarios del lugar donde se vivía- y que todo empezó desde 1940 cuando llegaron los primeros madereros a la zona de los chimalapas y que esas migraciones provenientes de Michoacán, se fueron encariñando con esa geografía territorial, pero que le pertenecía a Oaxaca y que ellos voluntariamente advertían su orgullo más de ser chiapanecos que Oaxaqueños.
Presidentes de México, pasaron y Supremas Cortes de Justicia de la Nacional también y veintenas de ministros abordaron el tema, pero para evitar enfrentamientos, pugnas y provocaciones se desidia mejor no “manosear” el tema de “Los Chimalapas”, sin embargo en el 2011, una pésima acción del gobierno de Juan Sabines Guerrero, al crear el municipio de “Belisario Domínguez”, en la zona geográfica de Chimalapa, enciende la pasión y la fogosidad , y los Oaxaqueños con justificada razón asumen su papel de defensa jurídica apoyado por sus gobiernos estatales y Congresos estatales y es como llega esta resolución judicial del lunes 8 y consolidado el jueves 11 de noviembre, que intempestivamente levanta ámpula a nivel nacional y origina desordenes y trastornos, porque hay una población en el mismo lugar de los hechos que sencillamente no aceptan que una ley suprema marque y defina un territorio y que dela noche de la mañana les digan ya no son Chiapanecos sino Oaxaqueños.
Esta situación de confrontaciones y careos que no dejan de ser peligrosos y complicados que ya arrancaron entre los pobladores de los Chimalapas –conformado entre Chiapanecos y Oaxaqueños- más allá de quien o quienes tienen o no la razón legal, que también la pelean los chiapanecos, ahora es el momento de distender, relajar, ablandar y hasta aflojar que una acción jurídica después de muchos años que no intervenía la Suprema Corte de Justicia del país, hoy explota y detona un “bomba de tiempo” que se debe de observar con lupa para evitar escenarios funestos y trágicos, porque nadie querrá que esto suceda.
Antes por esta razón de crear un conflicto de grandes dimensiones inciertas la Suprema Corte prefería guardar silencio, porque se alega que hay documentos donde ambos grupos en litigio tienen según ellos la razón, y hasta hablan de que se extraviaron documentos oficiales en el Congreso de Chiapas de gobiernos sexenales anteriores, fue ese error del Sabinato de crear un municipio chiapaneco del lado Oaxaqueño –según los pobladores- el que detonó la inconveniencia grave que caminaba sin ninguna dificultad pese a que siempre se conformaban Comisiones legislativas en Chiapas en favor de que no hubiera disputas y luchas entre ambos lados, y también lo hacía Oaxaca, pero esa demostración de arrogancia de Juan Sabines de crear un municipio sin el consentimiento de los adversarios Oaxaqueños provocó lo que hoy se está viviendo, y así lo hizo con el proyecto del irresponsable Centro de Tuxtla Gutiérrez, que despedazó la urbanidad vial y social de los capitalinos. Una obra sin consultar al pueblo. Ya se acordaron.
Chiapas y Oaxaca deben de ir de la mano en este problema de tierras ya acordadas por la máxima autoridad federal, que obró aparentemente con la ley en la mano, pero sin moral pública y sentido común ante un peligroso enfrentamiento sangriento que se pudiera dar porque el falló legal lo advertía, lo indicaba y lo insinuaba, aun cuando se trata de la misma Suprema Corte. Hoy este desaguisado que puede tener mucho contenido de ley, pero lo que no tiene es sentido común, porque se despertó el “fantasma del peligro de muerte”.
Todo Oaxaca y todo Chiapas, debemos de intervenir o apoyar que la sangre no llegue al rio, porque se trata de un caso que se convertirá en electorero desde el próximo año 2022, y que la pasión estará en todo su esplendor, y que puede empezar en estas próximas fiestas de fin de año, cuando el calor en problemas agrarios nos dice la historia se recrudecen y cuidado con los zoques, porque es una lucha de hermanos zoques también.
Ambos gobiernos estatales y sus respectivos congresos locales deben de asumir poses de fraternidad y unidad para que no haya un problema fuera de lo normal. Serán los gobiernos y Congresos lo que le entren a distender y relajar el problema, y para ello ojalá se conformen “comisiones legislativas bipartitas”, y se lleven reuniones fraternas entre ambas Secretarias de gobierno y hasta de los propios ejecutivos estatales de ambas entidades del sur del país. El caso Chimalapa es un asunto de fraternidad y humanización del poder, que hasta el gobierno del Presidente López Obrador le tendrá que entrar, apoyando con los problemas federales y apoyar con instalaciones de la Guardia Nacional, o al menos cerca del conflicto agrario. Convencer a los que antes eran chiapanecos y ahora son Oaxaqueños no es tarea fácil, y la historia debe de ser, aunque no sea un caso de delincuentes que los hay muchos en esa zona territorial, de “abrazos y no balazos”. Nadie puede negar que la mecha esta encendida y hay que estar oficialmente al acecho, por el grupo armado que surgió ya del conflicto y lanzó amenazas.
Crea Chiapas grupo armado ante fallo de SCJN por Los Chimalapas
Un grupo armado autodenominado Defensa Comunitaria surgió después del fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que reconoce las invasiones propiciadas por Chiapas en la selva de los Chimalapas. La Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que las 160 mil hectáreas en disputa están en territorio oaxaqueño. Afirmaron que el Congreso de Chiapas creó indebidamente e invadió territorio oaxaqueño con la conformación del municipio de Belisario Domínguez.
El gobierno de Oaxaca promovió la controversia constitucional en contra del gobierno de Chiapas desde el año 2012 para que se fijara la línea limítrofe entre ambas entidades federativas.
En respuesta, fotografías de hombres con rifles fueron difundidas la noche de este viernes. Estas personas de la comunidad de Rafael Cal y Mayor señalaron que por la vía armada defenderán que pertenecen a Chiapas, desafiando el fallo de la Suprema Corte. En los alrededores de esta comunidad está el mayor número de núcleos agrarios donde indígenas de la zona de los Altos de Chiapas han llegado a posesionarse de terrenos en la selva de los Chimalapas y que han desmontado para construir sus viviendas. (Agencias nacionales)