Por Socorro Valdez Guerrero

A quien o a quienes toca el COVID-19, no los abandona, ¡nunca! Los arrastra a todos. Los envuelve para no dejarlos ir. Los toca, aún sin contagiarlos. Vive en ellos. Se posa como una nube negra sobre sus cabezas. Sientes miedo. Vives con temores.

Los demás, lo notan y miran con recelo, te ven, nos ven como ¡Leprosos! Pocos te quieren cerca, muchos te quieren lejos. Y tú, que sabes cómo lo viviste, quieres comprensión, cariño. Ese abrazo del cercano y esa sensibilidad de aquellos con los que tienes que tratar, y aún así menosprecian. Creen que no les tocará. Que son inmunes, y sí, inmunes a la verdad, y vacunados para la mentira. Te prejuzgan y hasta te hostigan. Aún así, te preguntas, ¿por qué esconder que murió de COVID19? ¿Por qué mentir como aquellos irresponsables?, ¿por qué poner en riesgo a otros?

Como lo hacen los institucionales, los que ocultan o exhiben de qué murió a conveniencia. ¡No! Él, como otros falleció Murió no sólo de COVID19, también fue víctima de mentiras, de actos falsos, de acciones inhumanas, de ineficiencias, de instrumentos institucionales que no dicen la verdad, que no ¡Sirven! Falleció de muchos virus.

Se contagió de todos, como aquellos que también viven el calvario de ese virus de negligencia. De indolencia que también a ti te pude hacer víctima. De un servicio médico en un ISSSTE, que no da diagnósticos reales, que médica mal y te lleva a riesgo. De ese mecanismo de mensajes de texto SMS (51515) del gobierno de Claudia Sheinbaum, ineficaz que predice a distancia, revela, pero no previene y mata porque te asegura: “Riesgo bajo”, cuando es ya contagio. De un IMSS que certifica muerte por insuficiencia respiratoria, cuando fue por COVID19, lo que no permite alertar y evitar otros más contagios. De estadísticas falsas del Sector Salud, que no tienen ni certera esa base de fallecidos por el virus y menos de contagiados. Por eso, muchos pueden estar cerca de ti. De una Fiscalía General de la República FGR, como otras instituciones y empresas privadas, cuya irresponsabilidad de sus funcionarios o de quienes dirigen, no sólo son culpables que propagan el contagio, sino además de aquella muertes, y complican después y dan mal trato a deudos. Trámites de por sí difíciles, con pandemia y COVID19, vapulean, burocrátizan y engañan más.

Esa muerte que se arranca de tajo, no es más dolorosa como aquella que se da y cumplió con las etapas naturales de vida y desarrollo, pero sí es más traumática y ¡azota! No hay muertes más o menos dolorosas, aunque sí impactantes. Esas que se dan por la inutilidad de otros, y que no termina ahí, ¡en el dolor! Le sigue irremediablemente la presencia de buitres, de sanguijuelas, ajenas y “cercanas”, de esas que sobrevuelan o chupan para ganar lo que no te corresponde, pero que además ni ¡Mereces! Papeleo, incertidumbre y dudas, incluso, despotismo y manipulación.

Las mentiras institucionales se extienden. Te alcanzan y compruebas que la inutilidad es permanente y de contagio. De falsedad, se pasa al encubrimiento, a las complicidades. Sale la mezquindad de esa que ahora se siente con derechos. Patalea, araña, busca el beneficio económico tras la muerte de a quien dañó, y destruyó en vida. Miente y manipula. ¿Y su conciencia?

Ella, ella sí es la real, la que le taladrará toda la vida su mezquindad. Y ese COVID19, pudre y arranca la estabilidad de todos. Y sólo el tiempo dirá si lo superas, si ese miedo que hoy sientes, que hoy te invade, si esa melancolía permanente, si ese vacío o esa tristeza, ¡Cesarán! O seguirán ahí, como la mentira institucional, como esa ineficiencia, como aquella inutilidad de quienes te aseguran, no te va a pasar y tienes miedo, que te pase a ti, a ellos, a todos.

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