Alejandro Moreno repite el guion del pasado y culpa a todos menos a su partido
Ciudad de México.– Alejandro Moreno Cárdenas, senador y dirigente nacional del PRI, volvió a culpar al gobierno actual de la crisis de seguridad que vive México, olvidando convenientemente que fue su partido quien sembró durante décadas las raíces de la impunidad, la corrupción y el fortalecimiento del crimen organizado.
En conferencia de prensa, Moreno afirmó que el país “vive un Estado fallido”, acusando al gobierno federal de “cómplice por omisión y cobardía”. Sin embargo, los datos y la memoria reciente contradicen su discurso: fue precisamente durante los gobiernos priistas cuando la violencia se disparó, las instituciones se debilitaron y la corrupción se institucionalizó.
Un partido sin autoridad moral
El dirigente priista habló de “más de 300 candidatos asesinados en los últimos años”, pero omitió mencionar que muchos de esos crímenes se gestaron en regiones controladas por caciques emanados del propio PRI, los mismos que por décadas operaron con total impunidad bajo su estructura.
Moreno también advirtió sobre la “falta de confianza internacional” y el riesgo de perder inversiones, pero fue su partido quien dejó al país hundido en deudas, desigualdad y contratos amañados que beneficiaron a una élite política.
El PRI intenta reescribir la historia
Mientras el líder tricolor acusa a otros de autoritarismo y censura, olvida que su partido persiguió a periodistas, calló medios críticos y criminalizó la disidencia durante más de 70 años de gobierno. Hoy pretende posicionarse como defensor de la democracia y la libertad, cuando su propio historial está marcado por la represión y el control del aparato estatal.
Entre el cinismo y el olvido
Moreno Cárdenas aseguró que el PRI “tiene experiencia, capacidad y resultados”, pero esa experiencia es la misma que llevó al país a las crisis más profundas de su historia: la del 94, el estallido de la violencia en 2006 y el descrédito total de la clase política.
En un intento por recuperar protagonismo, el dirigente priista lanza acusaciones sin asumir responsabilidades. La realidad es que el PRI no solo carece de autoridad moral, sino que su legado es una herida aún abierta en la memoria colectiva de México.


