¿Dónde queda la cultura?
Estamos en el pleno toma y daca entre los aspirantes a portar la banda presidencial en el próximo sexenio y nada es nuevo, siempre ataques, siempre reclamos, siempre exhortaciones para que los demás candidatos caigan en las trampas verbales que -eso sí- se preparan cuidadosamente antes de los debates, moderados permisivamente.
La cultura, uno de los remedios para los males que aquejan a este país, ha quedado históricamente relegada en las agendas de los políticos en campaña. No sólo los llamados presidenciables, sino los gobernadores, diputados, senadores y presidentes municipales por igual. Lo mismo pasa con el deporte.
En las propuestas, la cultura brilla por su ausencia o si acaso se menciona, es un tema tocado “por encimita” olvidando la importancia que debe tener. México es un país muy grande, ¿cómo se llevará la cultura a las zonas más alejadas? Mejor aún ¿Cómo se acercará la cultura a las zonas más céntricas?
La trinchera cultural mexicana debe hacer cosas que cultiven a la sociedad, platear situaciones que nos lleven a reencontrarnos como una sociedad racional, progresista, educada que todos deseamos ser pero que nadie hace nada por ser.
Como sociedad, debemos acercarnos a la cultura, ir a museos, librerías, galerías, conciertos, obras de teatro, ópera, salas de cine. Pero también debemos exigir que la cultura tenga mayor presupuesto para que lo que se produzca en México tenga calidad para competir con lo que se produce en otros países y sea cada vez más consumido.
Se debe apoyar con todo lo necesario a los jóvenes que buscan realizar proyectos, a los que presentan proyectos en otros países. Como mexicanos debemos voltear la vista hacia la cultura, apreciar lo que realizamos y pagar por ello.
Pero, en contraparte, es tan preocupante como triste que algo tan esencial de una sociedad como su cultura, no aparezca en los discursos de los candidatos a dirigir y representar un país.
Esperemos que, en las próximas semanas, eleven alguna propuesta en este rubro. Hemos olvidado que la cultura es esa luz al final del túnel. La cultura puede salvarnos.

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