Por: José Manuel López Colín.
¿Dejarán trabajar a la comisión de la verdad?
Uno de los temas pendientes de esta administración que está por dar las gracias, y que ya es uno de los temas más llamativos y pendientes para resolver de la administración que aún no se sienta en Palacio Nacional es lo que ocurrió hace casi 4 años en la noche triste de Iguala. Voltear a ver ese episodio de la crueldad de este país nos duele a todos, pero duele aún más que no se haya esclarecido, que los señalados como responsables hayan mentido y que la versión de la Procuraduría General de la República (PGR) no tuviera ni pies ni cabeza.
En los próximos meses Alejandro Encinas tendrá una de las responsabilidades más grandes; investigar y divulgar lo que sucedió aquella tarde y lo que sucedió después, pues como ya se ha comprobado, el celular de Julio César Mondragón siguió funcionado por varios meses después del 27 de septiembre.
Cierto es que no existe una fórmula especial para que la tarea de Alejandro Encinas y sus asesores, entre ellos Félix Santana sea completada, aunque ya existe un punto de partida: la investigación de Francisco Cruz, Miguel Ángel Alvarado y el propio Félix Santana que escribieron en 2016 “La guerra que nos ocultan” donde exponen a la industria minera canadiense como uno de los factores que propiciaron lo sucedido a los normalistas que -dicho sea de paso- llevaban un mes en la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.
Uno de los objetivos de las comisiones de la verdad es la reconciliación, y no hay reconciliación sin verdad. Esta labor es tal vez la más importante de esta comisión anunciada por el presidente electo, porque garantizaría la no repetición de estos hechos atroces. Pero es necesario reconocer que es una comisión de la verdad, no de la justicia, aunque puede ser perfectamente el detónate para que se activen los procesos de justicia, tanto para el normalísimo (que ha sufrido embates mediáticos y políticos desde antes de Ayotzinapa) como para los implicados porque hubo una cacería en Iguala para poder señalar responsables.
Si esta comisión logra sus objetivos hablaremos de la pacificación del país, pero puede ocurrir que este equipo de investigación encuentre topes, -usted, lector, póngale nombres- que frenen la revelación de la verdad. Ese es otro reto al que deberán enfrentarse porque si durante 4 largos y angustiosos años se ha ocultado la razón por la cual el estado de Guerrero tiene heridas a flor de piel ¿Por qué habría de revelarse ahora?
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