Por Zuleyka Franco

La Resiliencia se define como la capacidad de los seres humanos para adaptarse positivamente a situaciones adversas. Capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas como la muerte de un ser querido, un accidente, etc.

En un principio, se interpretó como una condición innata, luego se enfocó en los factores no sólo individuales, sino que también familiares, comunitarios y actualmente, culturales.

Aprender del Pasado

Enfocarse en las experiencias y en tus fuentes de fortaleza personal, pueden ayudarte a identificar las estrategias que funcionen para tí.

Veamos pues los puntos fuertes de la teoría de la resiliencia:

1.- Capacidad de Introspección

Comprendernos a nosotros mismos, saber escucharnos, hablar con nuestra propia voz interior conectando con esa madeja nerviosa de sentimientos y emociones… es algo básico para empezar. Es obligatorio detenerte y, simplemente, atender a ese rumor interior que te perfila como persona vulnerable y al mismo tiempo  fuerte.

2.- Motivación Esencial

Existen muchas otras cosas más allá del dolor, la pérdida o la frustración.

Tu proyecto, tu necesidad por seguir adelante, por ilusionarte de nuevo por la vida y por los tuyos. Todos debemos tener un plan existencial, un objetivo en el horizonte por el cual seguir sonriendo cada mañana.   Aprende a descubrir cuál es el tuyo.

3.- Autorregulación Emocional

Está bien que sientas rabia, pena, el desconsuelo, la tristeza… es esencial llorar y desahogarnos.

Pero una vez hayamos pasado esta etapa, toca levantarnos y regular estas emociones, racionalizándolas primero hacia la aceptación y luego a la superación (es como un proceso de duelo).

Conoce tus emociones, acéptalas y guíalas hacia un proceso óptimo y curativo que te logre fortalecer. Saber cómo nos sentimos en cada momento es fundamental  para conocernos profundamente.

4.- Actitud Positiva y Auto-Confianza

Mantener una actitud positiva ante la vida, es una necesidad, no es solo una etiqueta, no es esa frase que tanto vende, todos disponemos de recursos para poder afrontar la adversidad… 

Busca en ti, esfuérzate, quiérete y convéncete de que mereces ser feliz y de poder conseguirlo. Recuerda que en ello, se esconde la clave.

La inteligencia emocional, es el nuevo nombre de la resiliencia.

Las personas resilentes no solo entienden intelectualmente los procesos traumáticos experimentados, también llevan un proceso emocional para poder convertir la vivencia en algo más consciente, además de asumir la responsabilidad que le corresponde en la situación traumática vivida.

No es fácil, lo sabemos, aprender a ser resiliente es un largo proceso que requiere tiempo y mucho auto-conocimiento, pero una vez dominado y comprendido, nos sentiremos más capaces y más protegidos.

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