Socorro Valdez Guerrero
Llega un Pinocho, que es evidencia del daño y las consecuencias de seguir al promotor de la mentira.
Con ese tirano de frustraciones, que lleva la vileza en la ambición y el disfraz para convencer al incauto.
Disney usó también los males sociales para reflejar la condición humana.
Hoy, Guillermo del Toro, replica con majestuoso estilo personal, la bondad y también la mezquindad.
Revela el daño de la manipulación, tan real que retrata una parte de nuestra sociedad, incluso, a nivel gubernamental.
Muestra a quien camina
sobre la falsedad y los odios, con ese deseo de sobreponer el lado bueno de Pinocho.
De aprender de errores, y de un muñeco de madera, no el de Carlo Collidi, sino el de Guillermo del Toro, que refleja nobleza y sacrificio por lo demás.
Hoy, estamos inmersos en seguir más las historias de Disney, que retratan la traición, la maldad, la envidia, la mentira y la frustración.
Pasiones y emociones desbordadas que refleja la ausencia de principios, de valores y de ética en el diario actuar.
Muy contrario, a lo que impulsa del Toro, un ser, que a pesar de no humano, revela sentimientos de nobleza.
No aquellos que dibujan a esa mujer real, no frágil ni víctima, sino a la ambiciosa y cruel, que desea los dálmatas de otros.
Al príncipe, que esconde su maldad tras un rostro bello, cuyos actos, son la evidencia de frustraciones por su pequeña estatura.
La bestia, que todos temen, y rechazan, cuando en realidad es el noble.
¡Que cosas!
Tan real dibujan al de corazón podrido y disfraz de oveja, cuyo lobo ataca al débil.
A la bruja, que hace daño a través de la hipócrita cordialidad de ofrecer una manzana.
Triste notar que crecen muchas narices por la mentira y peor, la gubernamental.
Lamentable que existen los que embelesan y llevan al pozo.
Decepción, de aquellas que anhelan la zapatilla, sin importar destruir a otras, aunque no les quede.
Muchos se creen príncipes y son ogros, con el disfraz de líderes.
Que sorpresa la rata, es menos repugnante, que aquel que quiere aprovecharse de la sabiduría de otros.
Un pesar que siempre el mal acechan en la vida real, que se caracteriza con un
tiburón, que caza y destruye sueños.
Esa Doris que usa los olvidos para protegerse del dolor y bloquear los daños que le hacen los demás.
Gratificante ver ese padre, que dibuja del Toro, para recobrar los valores, de proteger al hijo, de anhelar una familia.
Ese amor de una marioneta, que asume el papel de hijo, y se sacrifica por su padre, a costa de su propia vida.
Triste que sólo las hormigas trabajen en equipo contra el opresor y nunca falte el que divide y traiciona.
Aquel o aquella que se alía con el saltamontes para destruir.
Horrible un Scar en cada familia que envidia y provoca la muerte en busca de terminar con la manada.
Ambición desmedida, que destruye, sin importar ligas filiales.
Bello que existe aquel soñador Pumba y un atrevido Timón, que empujan a una vida sin ¡Preocuparse!
Pixar, Disney y del Toro, que tratan y reflejan todos los males sociales.
Esos, donde surge a través de Warner Brothers, un González, que por rápido y astuto, derrota a un torpe gato, que quiere imponer sus abusos.
Reflejo real de muchos que bajo el poder oprimen, aún frente a la resistencia del astuto.
Del Toro, es muestra del orgullo y valor de ser mexicano, que exitoso, no pierde valores.
Que con animación, empuja, que la bondad, no sea imaginaria ni la maldad, lleve ¡Nunca! A dividir.
Que el nacionalismo, aún en conflicto bélico, puede empujar al apoyo mutuo para el éxito conjunto, sin anteponer la ambición.
Revela al tirano que con disfraz de mesías, busca se le arrodillen y le adoren o los considera traidores.
Buen mensaje de Guillermo del Toro, de unos y otros, para reflexionar y hacer de ese ejemplo animado, un cambio de vida real, en el que se recobre los valores y la unión social.