María Elena Maldonado
No pudiendo encontrar mejor título para el tema que hoy me ocupa, les explico que lo copie de un libro publicado en noviembre de 1961, por el escritor fránces-caribeño, Frantz Fanon, su último ensayo antes de morir de leucemia a los 36 años. Nos ofrece el triste panorama de los desheredados de los países pobres, fundamentalmente el campesinado africano colonizado por los europeos. A sesenta años de la publicación en muchos países la situación no ha mejorado, le he copiado el título para hacerle honor al psiquiatra, filósofo, activista y luchador social, un pensador humanista radical en la descolonización.
En una publicación de “Casa África” apuntan: La obra política de Fanon es a la vez compleja y controvertida. Ha sido, por ejemplo, acusado de tener una visión simplista y casi maniquea tanto de los problemas como de las soluciones. Por otra parte, se ha dicho que sus ideas anteceden pensadores tales como Michel Foucault; formando una de las bases del postmodernismo y postcolonialismo. Ciertamente ha servido de inspiración a muchos pensadores y movimientos profundamente críticos o revolucionarios, influyendo indirectamente incluso en corrientes tales como el feminismo y la teología de la Liberación.
En México me he cansado de escuchar sobre las deudas ancestrales que se tienen con los indígenas primero fue el colonialismo, posteriormente una secuencia de grupos que han usado a los pobres como carne de cañón, ahí está la leva durante la revolución. Los siguientes como bandera para propaganda política, la miseria es una forma de esclavitud. Una larga historia de horrores. La abolición formal de la esclavitud, es un papel, no una realidad, el tráfico de personas es hoy una lacerante realidad que en el caso de los niños adquiere su formato más aberrante y en este siglo la mujer sigue siendo objeto de intercambio.
En un artículo de Mario Luis Fuentes fechado en noviembre de 2013: siete de cada diez personas indígenas viven en condiciones de pobreza; en total, se trata de 8.2 millones, de las cuales, 4.7 millones son considerados como “pobres moderados” y 3.5 millones son considerados como pobres extremos. El 81% de quienes hablan alguna lengua indígena carece de seguridad social; el 60% carece de servicios básicos al interior de sus viviendas; el 34% vive en condiciones de rezago educativo; mientras que una proporción similar vive la vulnerabilidad por carencia a la alimentación.
El último censo de Coneval -Consejo Nacional de evaluación de la Política de Desarrollo Social- publico en febrero de este 2021 un informe en donde estima un aumento de entre 8,9 y 9,8 millones de personas que no pueden cubrir el gasto de los alimentos básicos por la crisis de la pandemia, arrinconado en la pobreza a millones, a pesar de los apoyos del gobierno. “De acuerdo con la CEPAL, México se encontraría ubicado como el cuarto país con incremento en el porcentaje de personas en situación de pobreza, incluso más que el promedio de la región, y el quinto que más aumentaría en pobreza extrema entre los países latinoamericanos”. En 2018 se estimaba que 61 millones de mexicanos vivían con un ingreso inferior a la línea de la pobreza, por lo que bajo el escenario planteado por la crisis de covid-19, ese número aumentaría a más de 70 millones de pobres, lo que supone un riesgo importante de retrocesos en los logros de desarrollo social de las últimas décadas, lo que también alerta sobre una crisis financiera más grave que la de 2008.
Seguimos sin cumplir con esa deuda ancestral, que además hoy se acrecienta a pesar de las esperanzadoras promesas de “Autosuficiencia Alimentaria” que no sólo no se ha mantenido como estaba. Ahora resulta que se han eliminado una serie de sistemas de apoyo que habían funcionado por décadas, además les han dejado caer decisiones arbitrarias como, la prohibición de usar ciertos fertilizantes y herbicidas sin ofrecerles una alternativa. Con las incongruencias de la cuarta transformación se ha afectado gravemente la productividad agrícola, se desalienta la inversión y cada día debemos importar una mayor cantidad de productos del campo, entre ellos nuestro requerido, querido y demandado maíz.
¿Podemos imaginar un México sin tamales, sin tortillas, ¡Sin tacos!? Es probable que no falte, pero su precio será inalcanzable para algunos sectores de la población, obvio los más pobres que en el régimen de López Obrador lo único en lo que han llevado la delantera es en ser los primeros y más afectados por sus insensatas políticas.
Al tenerlos en tan alta estima quiere incrementar su número hasta que todo el país deje de ser aspiracionista, neoliberal para que comprendan que vivir de los apoyos, tener un par de zapatos y no andarse con eso de automóviles de lujo -no más andan provocando a los bondadosos delincuentes a secuestrarlos- deben olvidarse de maestrías, doctorados -mucho menos en el extranjero como el hijo de Vito Corleone- entender que la asuteridad es la forma de vivir en armonía con su deformación de cuarta ¿O cómo es?
Así los “condenados de la tierra” son curiosamente unos que no la poseen. En nuestro país, miles han sido despojados de sus parcelas por el crimen organizado, por luchas entre etnias o se han tenido que buscar otras formas de vida, por una tierra que dejo de ser fértil, debido al mal uso. Por falta de apoyos de todo tipo, pues la información de los estudiosos debe ser parte obligatoria para mejorar la productividad y la calidad de vida de nuestra gente. Ya pasaron muchos años de la colonia y miles de nuestros indígenas viven olvidados, abandonados a su precaria suerte, algunos igual, algunos peor.
Y sucede aquí y sucede allá …mi vida quedo acá, pero acá no existe, no sé hacía donde mirar. Parece la frase de un poeta existencialista, inspirada por la búsqueda de su yo. Desgraciadamente es la frase acuñada por la desesperanza de un campesino hondureño, desconcertado por haberse quedado sin nada por culpa de la deforestación –ignorancia- y el azote de dos huracanes en apenas tres semanas, lo perdió todo “tenía fotos de mis padres, mías, de mi esposa ¿Cómo me voy a acordar de mis padres, si están muertos y ni siquiera una foto de ellos tengo? Se quita la mascarilla y se limpia la cara. Lleva meses llorando.
Cuántos hoy lloran su hambre, su enfermedad, su abandono, su orfandad…