María Elena Maldonado
Hay muchas formas de ver, sentir y definir la felicidad. Aristóteles afirma que la felicidad es una actividad de acuerdo a la virtud. De su extenso tratado sobre la felicidad encontré que los bienes se distribuyen en tres clases: los exteriores, los del alma y los del cuerpo; los del alma son los bienes de máxima propiedad. Ya que la felicidad consiste en las acciones y operaciones del alma, lo cual concuerda con que el hombre feliz es el que vive bien y obra bien. A grandes rasgos la felicidad es una especie de vida dichosa y de conducta recta.

Veamos otras definiciones: en el diccionario de Google dice “Estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno”

En Wikipedia se dice que “La felicidad es una emoción que se produce en un ser vivo cuando cree haber alcanzado una meta deseada.

El diccionario de la Real Academia nos indica que felicidad es un “Estado de grata satisfacción espiritual y física.”

Para Sigmund Freud la felicidad es algo utópico, pues considera que, para que sea posible, no podría depender del mundo real, donde los individuos están expuestos constantemente a experiencias desagradables, como el fracaso y la frustración y, en este sentido, sostiene que a lo máximo que podría aspirar un ser humano es a una felicidad parcial.

Lo que yo podría asegurar es hay tantas felicidades como seres humanos, algunas duran poco, ante una buena noticia, otras se extienden a plazos más largos, aunque definitivamente tiene que ver con el bienestar, la estabilidad, la certeza y la seguridad y no se requiere mucha información para concluir que la felicidad de los mexicanos no está en su mejor etapa, nótese en los plantones, las marchas, el desempleo. Sólo viviendo en el mundo paralelo del que sólo el tabasqueño tiene información y al que sólo sus pejezombis le creen pueden ser felices, ya que ignoran la realidad.

Hay un gobierno incapaz de echar a andar la economía y con la peor situación de inseguridad de la historia contemporánea ya que le dan guante de seda al crimen organizado  y licencia para que humillen a nuestros soldados, esto a corto plazo no se le ve la salida. 

Como dice Roberto Zamarripa: “La exhibición de división, falta de liderazgo, contradicciones e impericia ha fortalecido a los grupos delincuenciales en detrimento de los grupos que se encuentran en la primera línea de batalla. Crece el malestar entre oficiales del Ejército por las instrucciones contradictorias que reciben, por las señales de torpeza de algunos funcionarios que les complican su labor y por el mandato superior que tienen de no arremeter contra delincuentes. Y crece la zozobra ciudadana” Así difícilmente hay tranquilidad y mucho menos felicidad.

Luego tenemos una tasa de desempleo de 3.48%, desabasto de medicamentos, destrucción de la instituciones ciudadanas, cancelación de programas de apoyo a la población, como las estancias infantiles, el tres por uno que se aplicaba a los municipios en cooperación con nuestros migrantes, solo por poner unos ejemplos.

Guillermo Barba, editor del boletín financiero Top Money Report, argumenta que si las encuestas de bienestar dicen que los mexicanos están felices no es gracias al gobierno mexicano, si no que lo son a pesar de las decisiones que se han tomado a través de los sexenios.

“La felicidad se mide en términos de percepción de cada persona, sobre su situación emocional en un tiempo determinado. Felicidad y bienestar son dos cosas distintas, el presidente está mezclando lo cualitativo con lo cuantitativo”, detalla el economista.

Personalmente no había vivido una etapa con mayor preocupación, enojo, frustración; cada mañana hay que asomarse a los noticiarios, a los periódicos –la mañanera no tengo estomago para verla, el tipo me es absolutamente desagradable- para conocer que nos ha quitado ahora a los ciudadanos y efectivamente en eso no le falla, no hay día que la cuarta no vaya degradando al país. No soy feliz desde que López ganó las elecciones. ¿Usted lo es?
emaldonadoballesteros@yahoo.es

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