La insignia, el uniforme y el arma, los usan, aún sin portarlos, para imponer y abusar. Más que proteger y prevenir el delito, son promotoras de ¡agresión! Y violencia de género. Al menor reclamo, evidencian prepotencia, imponen superioridad y hasta ¡Golpean! Pierden los estribos. No importa edad ni condición de género. Mujeres policías, con o sin uniforme, que no se detienen para cometer abuso. Un incidente menor y causan ¡Daño! Mujeres que atacan a mujeres. Lastiman a transeúntes, física y psicológicamente.

Su agresividad la ponen a la vista de todos. A plena luz del medio día, golpean. Transitan sin precaución y acosan para agredir. Los videos prueban que no les preocupa ocultar sus actos. Un 20 julio dos féminas policías demostraron ante otros transeúntes que la agresión es parte de su desarrollo cotidiano. Dos fueron sus víctimas, una joven de apenas 18 años de edad y su hermana de 15 años. La primera recibió un cabezazo en plena cara. La segunda, intimidación. Sólo fue víctima del miedo y ambas quedaron estupefactas ante la reacción de dos policías que les infundieron miedo.

Una, se identifica con el número de empleada 1036514 de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, asignada a la subsecretaría de Participación Ciudadana y Prevención del Delito, con el nombre de María del Carmen Bribiesca Castillo. La otra, como Cinthia Miranda, quien en su perfil de facebook aparece con uniforme de la SSC. De ella, no se sabe a qué área está asignada, aunque sí de su agresividad.

Cinthia fue la golpeadora. Su enojo lo desencadenó una de las jovencitas, luego que le hiciera un reclamo a María del Carmen, su pareja sentimental. Las hermanas caminaban plácidamente por la avenida San Francisco Tlaltenco, colonia “La Mayeguera”, alcaldía Iztapalapa, después de comprar tortillas.

Cinthia y María del Carmen, circulaban en un vehículo azul. Al volante iba María del Carmen, quien quiso rebasar a una camioneta, y en su descuido, golpeó el brazo de la joven de 18 años con el espejo retrovisor. Molesta por la imprudencia, la jovencita, reclamó su deficiente capacidad para conducir.

El acto enfureció a ambas policías, quienes las siguieron, las alcanzaron, se bajaron de la unidad para enfrentarlas. “¡Con mi pareja, no te metas!”, les gritó amenazante Cinthia. Discutieron unos segundos y sin más, Cinthia se regresa y propina un cabezazo a la joven. Se suben a su vehículo azul, placas E71-BDP y se van.

Esa agresión certificada por el médico legista como: “aumento de volumen equimiótico en área 3X2 cm en arco ciliar y párpado de ojo derecho” no fue suficiente para que el MP de la agencia IZP-9-10 levantara la denuncia que promovió la madre de las víctimas.

El juzgador advirtió: “vaya con la juez cívico, esto no es aquí, lo único que puede proceder es una multa”. La juez, las atendió y orientó: “insistan, eso es de MP”. Ahí, de nuevo desalentaron: “lo más que puedo hacer es enviarlas a conciliación, porque aquí, el proceso es muyyyyy laaaaargo, y quién sabe qué va a pasar”. Desconcertadas, madre e hijas, abandonaron la agencia para buscan nuevas ayuda. Decidieron demandar a través de internet, sin embargo, el temor las invade, ¡son policías!, mujeres que agreden, y además, sus vecinas de la calle 19 de septiembre, en la colonia Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, en Iztapalapa.

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