Por Mario Díaz
¿Para qué la Guardia Nacional?
- Por decreto militares patrullan, pero….¿y?
- Las armas nacionales no se han cubierto de gloria
- Sigue la inseguridad e impunidad delincuencial
AL margen de reformas y decretos, dígase lo que se diga, la realidad es que tanto FELIPE CALDERÓN HINOJOSA como ENRIQUE PEÑA NIETO y ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, en sus respectivos sexenios, se han visto en la necesidad de utilizar las Fuerzas Armadas ante la inseguridad pública que se vive en el país ante el avance del crimen organizado.
La única diferencia es que en la Cuarta Transformación soldados y marinos tienen el respaldo constitucional, derivado de la reforma aprobada por el Congreso de la Unión el año pasado.
Por lo tanto, no debería existir extrañeza o asombro al observar que efectivos del Ejército Mexicano o de la Marina Armada de México realicen labores que anteriormente estaban en manos de civiles y que fueron “víctimas” de la corrupción e impunidad.
Antes se llamó Gendarmería, luego Mando único y ahora se denomina Guardia Nacional la instancia militar encargada de bridar protección a la sociedad mexicana. Es decir, los militares tienen años en las calles aztecas participando en tareas que nada tienen que ver con la defensa de la soberanía nacional.
Sin embargo, lo que hace la diferencia es que en la 4T actúan bajo el marco de la ley y no “a la brava” como en el sexenio calderonista y en el peñanietista. Fuera de eso, en el régimen lopezobradorista, la necesidad ha obligado al Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas destinar soldados y marinos para el apoyo de la Guardia Nacional.
Desde su perspectiva, algunas voces discordantes insisten en observar una militarización, luego de que el presidente LÓPEZ OBRADOR ordenó reabrir las puertas de los cuarteles.
En honor a la verdad, nada más alejado de la realidad: el artículo V Transitorio del Decreto establece claramente que “los cinco años siguientes al Decreto, en tanto la Guardia Nacional desarrolla su estructura, capacidades e implantación territorial, el Presidente de la República podrá disponer de la Fuerza Armada permanente en tareas de seguridad pública de manera extraordinaria, regulada, fiscalizada, subordinada y complementaria”.
Otra precisión indiscutible es que tanto el secretario de la Defensa Nacional LUIS CRESENCIO SANDOVAL como el titular de la Guardia Nacional LUIS RODRÍGUEZ BUCIO son mando militares-ambos generales-a las órdenes del Comandante Supremo ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
Desde esa óptica, no se trata de que los militares regresen a las calles en una incongruencia presidencial. No, la milicia azteca sale a reforzar a la constituida Guardia Nacional, tal y como lo establece claramente el decreto de la reforma constitucional.
Lógicamente, como consecuencia de la polarización de criterios surgido en la Cuarta Transformación, otra corriente de opinión sostiene que México se está militarizando para enfrentar otros retos sociales.
En ambos casos-por supuesto-se trata de opiniones respetadas y respetables, producto de distintos cristales de observación y diferentes perspectivas.
Ahora que, no sería faltar a la objetividad afirmar que ni en el régimen panista de FELIPE CALDERÓN HINOJOSA ni en el sexenio priísta de ENRIQUE PEÑA NIETO ni en lo que va del morenista ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, las armas nacionales han logrado vencer, vamos, ni tan siquiera inhibir, la impunidad de los distintos grupos delictivos que tienen sentados sus reales a lo largo y ancho del territorio mexicano.
Lo inexplicable es que el gobierno de la 4T haya dispuesto el reforzamiento de la Guardia Nacional a pesar de que el Jefe del Ejecutivo Federal ha pregonado “el fin de la guerra” y “el amor y paz”, al referirse a la actividad del crimen organizado.
Es decir, no hay congruencia en lo que se dice y en lo que se hace y, por lo tanto, obliga a la pregunta lógica: luego entonces ¿para qué la Guardia Nacional y la apertura de los cuarteles?
Y hasta la próxima.
mariodiaz27@prodigy.net.mx