Por: Lalo Porras Ortiz.

CARTA ABIERTA AL PAÍS HERIDO Y ESPERANZADO… ¡MI MEXICO!…

Querido pueblo mío,
queridos hermanos y hermanas de esta tierra bendita:

Hoy escribo con el corazón encogido por la angustia y con la mirada levantada al cielo, buscando la luz entre tanta oscuridad.

Nuestra nación está siendo sacudida por la violencia, el terrorismo y la corrupción.

El miedo se ha vuelto compañero de camino, y salir a las calles es sentir el riesgo de que nos mate una bala perdida, de un estallido inesperado, o de una injusticia disfrazada de orden.

Muchos que se presentan como defensores del pueblo se han convertido en lobos disfrazados de corderos.

Sus palabras suenan dulces, pero sus actos hieden a mentira.

Prometen justicia, pero alimentan sus intereses.

Hablan de paz, pero siembran división.

Son los mismos a quienes Jesús, con firmeza y compasión, llamó hipócritas:

“Parecen justos por fuera, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre.”

No es sólo la política lo que duele; es el alma de nuestro país la que sangra.

Duele ver a madres llorando por sus hijos inocentes, a jóvenes sin futuro, a familias enteras migrando por miedo, a comunidades fracturadas por la desconfianza.

Y duele también el silencio de tantos que, por miedo o conveniencia, callan frente al mal.

Pero no todo está perdido.

Jesús no gritó “¡hipócritas!” para destruir, sino para despertar conciencias.

Para que la luz de la verdad penetrara las apariencias, y el amor rescatara lo humano.

Y eso es lo que hoy necesitamos: despertar, ver con claridad, no caer en la trampa del odio ni de la resignación.

La fe no es evasión; es fuerza para transformar.

No queremos venganza, queremos justicia.

No buscamos violencia, buscamos democracia, verdad y dignidad.

Queremos líderes con conciencia, servidores que amen al pueblo más que al poder.

Por eso, desde la oración y la acción, desde la calle y la casa, desde el templo y la escuela, debemos ser sembradores de esperanza.

Cuando cuidamos al vecino, cuando compartimos el pan, cuando no nos dejamos arrastrar por la mentira, cuando educamos con amor, cuando defendemos la vida sin excepción, estamos reconstruyendo el país que soñamos.

Que cada palabra que pronunciemos sea una semilla de verdad.

Que cada acto que hagamos sea una obra de amor.

Que cada lágrima que derramemos se convierta en agua viva que limpie y fecunde la tierra para un mañana distinto.

Y que Dios, Padre justo y misericordioso, rompa las máscaras de los hipócritas, despierte la conciencia dormida, y nos devuelva la serenidad de caminar sin miedo, bajo la promesa de un cielo que aún cree en nosotros.

Un caso muy actual en Michoacan, tres presidentes han perdido la vida por están cansados ante tanta aberración Gubernamental, en Chihuahua un tipo llamado Serapio Muñoz y Familia, han estado aterrorizando a familias enteras, a ancianos de la tercera edad, la Alcaldeza ni un dedo mueve, los guardias de seguridad según parece trabajan en el municipio y siempre andan armados.

Con fe, esperanza y determinación,
un ciudadano más cansado y agobiado por cómo tratan a mi País…

Hoy levantemos las voces sin miedo, somos muchos, demasiados los ciudadanos que exigimos un ¡YA BASTA!, ya basta de mentiras, de falsos actos corruptos para hacer callar la verdad, ya basta, ¡si, ya basta! de cada mañana escuchemos rencor, odio, mentira, manipulación, si ya basta por favor señora presidentA…

Soy un Mexicano que cada día solo ve tristeza, dolor, división, enojo, odio, rencor, enfermedad, una educación muy pobre, un sistema de salud que NO existe, homicidios por doquier, y una PresidentA, con mucho odio, rencor a los mexicanos.

Lalo Porras Ortiz.

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