Leer algunos texto en redes me parte el corazón. Otros causan ¡rabia!, rabia incontrolada que quisiera no aceptarlo, pero deseo zangolotear a quien los envió. Sé que en cada área de gobierno, no son los funcionarios quienes las emiten, pero lo toleran. Hacen uso de redes para mensajes/propuestas y no acciones de gobierno, tan necesarias y urgentes. Recientemente leí también un boletín del Senado de la República que se vanagloriaban de la cantidad de seguidores en twitter. Me quedé perpleja y generó furia, enojo. Sacó la bestia que no debiera salir nunca, porque al ciudadano qué le interesa eso, lo que necesitan saber es sus derechos, una explicación sencilla de las leyes y cuántas hay para protegerlo. Creen que con sus absurdos cambia o modifican conductas sociales. Creen que frenan o detienen deterioro sicológico social, desconocimiento y hasta las mentes torcidas. ¡No!, ¡no! Tampoco es con vandalizar ni menos con sacar frustraciones tan violentas como las que se critican. ¡Sentémonos! Unámonos socialmente y ¡actuemos! Lléguemos a decisiones reales que detengan lo que hoy nos duele y lacera. ¡Acciones! Contribuyamos con aquellos que no saben ni cómo. Saquemos ese ser solidario para protegernos. Para frenar torpezas. Ya iniciaron jóvenes en el Estado de México con el alza del transporte. Hay diversos grupos sociales que aislados contribuyen, sin promover odio o vandalizar. Manifestarse sólo queda en eso, en un movimiento que no culmina en acciones de gobierno o legislativas que ataquen de fondo lo que daña. Necesitamos unir fuerzas. Conducirnos sin esa violencia que también afecta a terceros, que daña más que nuestro patrimonio público. ¡Gritemos, alcemos la voz, propongamos! Ayudemos a estos torpes o tomemos acciones conjuntas. Se requieren medidas reales, no ¡estupideces! O sólo tuitear y aparecer, como estadística en face. Es lamentable que funcionarios centren sus acciones en número de seguidores en redes sociales y subalternos que manejan las redes sociales con frases que te preguntas ¿¡Y eso qué!? Olga Sánchez Cordero, de gobernación, es otra de las que más me generan molestia, así como la fiscal, Ernestina Godoy -AMLO, es sólo patoso (una persona que se cree chistoso y agudo)-. Sus textos en twitter enfadan. Sus melosas felicitaciones y sus tontos mensajes de “hoy me reuní con…” Sacan de quicio. Ahora su amenaza contra algunos medios de comunicación por publicar imágenes aberrantes, generan querer sacudirla para acomodarle las ideas y gritarles a ambas: ¿Cree que con eso acaban los feminicidios; la violencia contra la mujer; los ataques contra las niñas? ¡Reacciona, reaccionen! Usted fiscal, ¿cree que con sanciones más severas, con cárcel para policías que filtren imágenes que lastiman o victimizan más, detiene los crímenes?.. ¡No señoras, no! Tampoco la población conocerá cuántas leyes, sus beneficios o perjuicios, porque el Senado de la República tiene x número de seguidores. Son ¡acciones!las que se deben medir. O en todo caso el impacto de éstas o que una medida acompañe a la otra -difusion en redes y acciones en campo-. Es acabar con la impunidad. Es llevar una política interna con miras, no con ocurrencias fáciles de aplicar y que dan reflectores. A ustedes les deberían aplicar sanciones por indolentes, por omisas, por torpes. La inacción debería castigarse con cadena perpetua. Y ahí sí, ahí sí, habría cambios. Obligarían hasta el servidor público de menor rango a trabajar, no sólo a enviar mensajes de tuiter o face. Es evitar y encerrar a quien lastime, no sólo a una mujer, a ¡cualquiera! Es no sólo desgarrar vestiduras. No es únicamente crímenes o violencia. Un robo también afecta sicológicamente a la víctima; un maltrato de un policía o empleado de gobierno, daña al ciudadano. Hay acciones tan lesivas y horrendas, como los mismos crímenes. Tan cotidianas y permanentes en el hogar, en las escuelas, en los centros laborales, en los hospitales, en las guarderías, contra niñas, contra niños; contra ancianos, contra adolescentes, contra jovencitos, contra ¡hombres! No es sólo la
violencia hacia la mujer ni el feminicidio ni la promoción o difusión de imágenes que muestran esa descomposición social, es una violencia generalizada, hasta de sus funcionarios o servidores públicos cuando hacemos el más mínimo trámite. Ninguna persona, ninguna familia, sea mujer u hombre, adulta o menor, debería padecer por esa violencia incontenida. Por esa inactividad gubernamental. Nadie debería abusar de sus libertades ni dañar con éstas a otros. Nadie debería justificar los daños, las afectaciones. ¡Ya contengan ese enojo social, esas omisiones, ese odio! Por ahí deben empezar y dejar de volcar su frustración contagiada que les contagió el mal llamado jefe de Estado. Esa que él siente y transmitió no sólo a funcionarios, a la misma población que ve en los medios de comunicación y en quienes difundimos realidades, al enemigo. El problema, no es cómo se difunden las noticias, es la violencia, los abusos, y la promoción del odio. De ustedes, la incontinencia verbal. Sus torpezas y su falta de ¡acción real! Su, ¡Verborrea! Que aplauden se difunda en face y twitter.

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