LATITUD MEGALOPOLIS | RAYMUNDO ADAME

Lo que sucede en México, en torno al proceso de revocación que tiene estresado y desesperado al Primer Mandatario; en sí mismo se desarrolla en contra de lo que sería la naturaleza de un proceso revocatorio; se deduce que la Ley Federal de Revocación de Mandato, tendría que convertirse en un arma ciudadana que el pueblo utilizaría en contra de un gobierno que en los tres primeros años no cumpliera con sus expectativas; esto es, que el origen o el germen para llevar a cabo un proceso de revocación tendría que partir de los ciudadanos y no porque el Jefe del Ejecutivo lo solicite, esa Ley en su artículo 5 es clara en ese sentido.

En un escenario de convulsión social, derivado de un mal gobierno, sería la oposición quien utilizaría esa Ley como fundamento para dar por concluida la gestión de ese régimen y convocaría a los ciudadanos a solicitar un proceso revocatorio reuniendo un 3% de la lista nominal de electores y sería precisamente el Presidente en turno el que se opondría a poner a consideración su mandato evitando que se reuniera ese porcentaje de solicitantes.

Si ese filtro es rebasado, entonces trataría de que no votará el 40% de los electores, pues de esta manera, sean cuales sean los resultados: el proceso no tendría validez. Si considera que la votación llegaría a ese porcentaje, intentaría que los votos lo favorecieran por el “no a la revocación”; se puede decir que estos son actos que acompañarían a un proceso natural de Revocación de Mandato por parte del Presidente.

En fin, se supone que durante el mes de noviembre los opositores o los que quieren que se vaya el Presidente iniciarían a reunir el 3% de firmas de los electores, alrededor de 2 millones 753 mil electores, lo cuales solicitarían dicho proceso a realizarse en el mes de marzo, que para tener validez tendrían que acudir a las urnas, algunos 36 millones 714 mil electores, y de éstos tendría que ser una mayoría la que votará por un “Sí a la Revocación de Mandato”.

Realmente es un escenario difícil de lograr, pues en el supuesto de lograr el 3% para la solicitar el proceso; que acudan a las urnas más de 36 millones de electores es un verdadero obstáculo; y mucho más, que haya una mayoría en contra de la continuidad de Andrés Manuel López Obrador, pues eso significaría que todos los programas sociales donde se reparte dinero y que se han convertido en un bastión electoral de AMLO; son obsoletos, y eso no es verdad, pues el Presidente ha acumulado una bolsa de votos que le dan seguridad ante cualquier proceso Revocatorio.

Por eso la oposición no tiene interés de iniciar un proceso para realizar la Revocación de Mandato y más bien son los panegiristas o aplaudidores del Presidente o él mismo, quienes irían por este proceso, contrario a la naturaleza de éste; como una forma de otorgar una ofrenda de millones de votantes que se opongan a la Revocación de Mandato, pero que no llegarían al 40% que establece la Ley; no obstante eso alimentaría el ego presidencial, que incluso a estas alturas ya ofreció que se iría aun cuando no se cumpla con ese ansiado porcentaje, siempre y cuando los que voten lo hagan por el sí a la Revocación; evidentemente no es lo que Obrador diga, sino lo que establece la Ley y si no se cumple no tiene validez, como tampoco es él quien determinará si se lleva a cabo o no el proceso.

EDUCATIVAS, FRAUDE EN LA USICAMM, la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros que es la encargada de lo relativo a los procesos de selección para la admisión, promoción y reconocimiento de los docentes en el Sistema Educativo Nacional, se hunde cada vez más en la incongruencia e inconsistencia que prevalece en la llamada Cuarta Transformación.

Desde que el Presidente de la República optó por seguir con el cacicazgo administrativo que domina a la educación desde hace ya tres sexenios, donde es inexistente la movilidad política de los mandos medios y superiores y consecuentemente continúan los mismos vicios y corrupción del pasado: con el aviadurismo, el autoritarismo, despotismo y nepotismo que la han distinguido y que deriva en una concentración de poder que se ha convertido en un obstáculo para los cambios tan prometidos por Andrés López Obrador durante su campaña.

Mientras la llamada USICAMM lleva a cabo un proceso de promoción para ocupar diversas plazas de directivos de escuelas o supervisores, de los cuales emite un listado de resultados producto de los exámenes aplicados por docentes de diversos niveles, donde se deduce que las autoridades educativas debieran acatar y otorgar los nombramientos a quienes obtuvieron los mayores puntajes; éstas de manera discrecional y unilateral aplican un filtro ajeno a los resultados que emitió ese organismo a cargo de la admisión, promoción y reconocimiento.

Se deduce que la Autoridad Educativa Federal de la Ciudad de México en su afán de cumplir supuestos compromisos sindicales va eliminando de manera arbitraria a quienes ganaron un lugar para ocupar plazas directivas en las escuelas, con argumentaciones que escaparían a la lógica de un concurso que supuestamente es abierto y que se sujeta a una convocatoria, donde los que cumplen los requisitos es a quienes se les permite participar en el concurso y quienes no lo hacen, simplemente se les notifica que no reúnen los requisitos de la convocatoria por lo que ya no podrían continuar con el proceso.

Sin embargo, al momento de la contratación o la asignación de plazas directivas, la autoridad educativa va eliminando a los que ocuparon los primeros lugares en el escalafón de resultados, aun cuando se supone que ellos fueron los que cubrieron con el perfil para ocupar dichas plazas en un proceso abierto y que la encargada del mismo ya calificó, pero la AEFCM no se las asigna.

Todo lo anterior huele a corrupción e induce a pensar que la administración ya tenía compromisos, supuestamente, con el sindicato o con personas para asignarles las plazas que no ganaron y aún en el supuesto de errores, éstos no serían del aspirante; pero la única salida que les dan a los quejosos es que “si quieren demanden” sabiendo que el docente se enfrentaría a una verdadera parafernalia que lo obstaculiza en todo, esto es parte de la corrupción que prevalece en educación y de la que se ufana el Presidente haber desterrado.

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