Por Latitud Megalópolis/Ricardo Burgos Orozco

Cuando cubrí la fuente política a inicios de los años ochenta para Grupo ACIR Radio, las diferencias entre diputados, senadores y líderes partidistas se arreglaban en el bar. Muchas veces vi salir abrazados y tambaleándose a legisladores antagónicos del restaurante del Hotel Casablanca en la calle Lafragua, a un lado donde estaba la Gran Comisión de la Cámara Baja.

Recordé esos “arreglos” a ver el video donde el impresentable gobernador de Nuevo León, Samuel García, “presenta” al imberbe Jorge Álvarez Máynez como precandidato a la presidencia de la República por el partido Movimiento Ciudadano, sin ninguna autoridad, pero eso así frente a una mesa ingiriendo bebidas alcohólicas y con Mariana Rodríguez, influencer y esposa del mandatario estatal, que desea convertirse en presidenta municipal de la ciudad de Monterrey.

Samuel García, con un poco de pena, ya no debería presentarse en público y renunciar al gobierno para que el fue electo, sobre todo después del papel ridículo que hizo al dejar la candidatura presidencial de su partido luego que el Congreso del estado no le cumplió su capricho de nombrar a un gobernador interino a modo para que él pudiera ocultar los “fantasmas” que seguro tiene en el closet de su gestión.

Álvarez Máynez es un político joven de 38 años, pero gris y opaco, sin ningún brillo, licenciado en Relaciones Internacionales, con una maestría en Administración Pública y cuyo mérito es solamente haber saltado, como clásico “chapulín” del Partido de la Revolución Democrática, luego Nueva Alianza — que fundó Elba Esther Gordillo ex líderesa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación –, también al Partido Revolucionario Institucional y en 2013, seguramente por algún interés personal, a Movimiento Ciudadano. Fue diputado federal por el PRI y por MC.

Después de ver la escena grotesca del nombramiento apócrifo de Samuel García a favor de Álvarez Máynez, Dante Delgado, el dirigente de Movimiento Ciudadano, no tuvo más remedio que apoyar esa decisión y nombrar oficialmente al joven político como precandidato a la presidencia; al cabo el objetivo es únicamente quitarle votos a la Coalición Fuerza y Corazón por México cuya candidata es Xóchitl Gálvez Ruiz.

Por supuesto, Álvarez Máynez hizo un “inicio y cierre de precampaña” al mismo tiempo en la ciudad de Monterrey porque ya no daba tiempo para más y sabía que ahí lo iba a apoyar con acarreados y con recursos su mentor Samuel García.

En ese acto de destape entre “micheladas” y botana del 9 de enero en Monterrey, el gobernador neoleonés le entregó a Álvarez Máynez, en un acto muy kafkiano, los tenis naranja, el calzado que caracteriza a los miembros de Movimiento Ciudadano. Según ellos, es una nueva forma de hacer política y una generación muy especial. No todos están contentos con esas formas y de inmediato se inconformó el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, también de Movimiento Ciudadano, pero eso no importa porque MC sabe lo quiere: quedar bien con Andrés Manuel López Obrador para que les siga tocando, aunque sea un pedacito de las rebanadas de pastel presupuestal.

Ojalá nadie vote por esa generación dizque “diferente” como Álvarez Máynez y Mariana Rodríguez, que son como un chiste mal contado y que representan el estilo más rancio de hacer política. Para frivolidades ya tuvimos bastante con Angélica Rivera, exesposa de Enrique Peña Nieto.

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