Por Benjamín Bojórquez Olea

Bajarle dos rayitas…  

Fincar responsabilidades a gobernantes no debe responder a una consulta nacional. En mi muy particular punto de vista, los ciudadanos tenemos que dejar la enorme pasividad de la crítica funcional en redes sociales o en los círculos cercanos, donde nuestro hígado se desmorona frente a los excesos de gobernantes que se irán y otros que comerán rábano, pero sin darnos la garantía de que serán llamados a cuentas o incluso, de que los veremos tras las rejas luego de saqueos presupuestales y negocios al amparo de su gestión que está a días de fenecer.

Lo ocurrido en Culiacán, Sinaloa, capital es quizá uno de los capítulos más oscuros para los inaugurados gobiernos de rábano de izquierda que llegaron al poder, y que en el caso de Jesús Estrada Ferreiro ha dejado un enorme tufo de corrupción vinculado a esos excesos, donde ha existido de todo: nepotismo, abuso de poder, violencia de género, acoso y todo aquello que el morenista toleró al amparo de sus relaciones personales.

El Ayuntamiento de Culiacán para efectos públicos mediáticos se encuentra en esa fase de transición de él mismo. Sin embargo, en lo oscurito refleja el caos interno donde se intentan limpiar expedientes, desaparecer carpetas, convertir cifras, simular gastos, en una doble entrega donde Jesús Estrada Ferreiro sabe que saldrá muy mal librado frente a la horda de reclamos y evidencias que siguen saltando al interior de su administración. Lo cierto es que le fue mejor a Estrada Ferreiro haber podido reelegirse, ya que repetir le vendrá como “anillo al dedo”. 

Mientras el edil graba videos y refleja la pérdida de congruencia por ver un Culiacán que imagina solo en sus clips, el Presidente se mantiene pensando en que Morena le hará justicia para ser un personaje de importancia en el 2024. Fincar responsabilidades a gobernantes no debe responder a una consulta nacional, sino a la exigencia individual de los ciudadanos que hoy vemos a una ciudad devastada en inseguridad, prostitución, feminicidios y ambulantaje.

Es verdad que Jesús Estrada Ferreiro empieza deambular cada vez más solitario en el Palacio Municipal, pese a que su reelección amarga su poder e ineptitud misma. Fueron muchas y muchos los que saltaron y siguen saltando del barco antes de su resurgimiento en el Ayto.

Sin embargo, varios de esos personajes admitieron con su silencio, la complicidad que hoy los etiqueta como parte de una de las administraciones municipales donde pareciera se ha saqueado en grandes proporciones a nuestro querido Culiacán Capital. La pregunta es si los sinaloenses tenemos esa capacidad para exigir que se aplique todo el peso de la ley a quienes se les comprueben los desvíos en sus administraciones. 

¿Aplicará también una consulta ciudadana en Culiacán Capital? A mi criterio, ¿el juicio es aplicable únicamente a la derecha opositora? ¿La izquierda se encuentra exonerada? ¿Acaso tendrá que ser la mano del nuevo gobernador sinaloense Rubén Rocha Moya la que empuje el riguroso marcaje personal a las cuentas públicas de Estrada Ferreiro? El corte de caja también se puede hacer tras las rejas, ahí donde se despachan mejor las verdades y las vendettas políticas.

Así que Jesús Estrada Ferreiro debe manejarse más tranquilo, ya que, si continúa ejerciendo su voz completa, políticamente podría estar en serios problemas en un futuro no muy lejano. Le aconsejamos que mantenga respeto gubernamental y social, de lo contrario estaría cavando su tumba política en el 2024.  

GOTITAS DE AGUA:  

En conclusión, Jesús Estrada Ferreiro tiene dos jefes y no solo uno, así como nombra al ejecutivo federal, hoy también tendría que rendirle tributo político al que será el nuevo jefe del tercer piso a partir del primero de noviembre. Entonces, para caminar necesita los tres órdenes de gobierno, en consecuencia, no los tiene el edil de Culiacán y Capital del tomate.

Por lo tanto, Jesús Estrada Ferreiro debe por lo menos “bajarle dos rayitas” y buscar e implementar otro discurso, bajo perfil, de una política más calificada, de altura y congruencia en los hechos. Su reelección y su desgate natural y la misma izquierda representan su peor pesadilla política. “En política ningún final es salvable”. “Nos vemos Mañana”…                                             

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