Por. – Benjamín Bojórquez Olea.
Memo Romero: el puente que Mazatlán necesita entre la derecha y la izquierda…
Seamos claros y concisos. Mazatlán vive un momento decisivo. Entre la turbulencia política, el desgaste social y el incremento de la inseguridad, el puerto clama por liderazgo, equilibrio y visión. En medio del ruido y los discursos vacíos, surge una figura que se mantiene de pie, coherente y sin disfraces: Guillermo “Memo” Romero Rodríguez.
La pregunta, inevitable, flota en el aire: ¿será Memo Romero el eslabón perdido que el puerto necesita para sanar su rumbo político y económico?
Memo Romero no es un político de ocasión. No busca reflectores a cualquier costo ni depende de una maquinaria partidista para hacerse notar. Su presencia constante en las comunidades, su cercanía con el sector productivo y su tono sobrio contrastan con la improvisación que domina hoy la escena pública. Mientras otros administran excusas, él ha seguido administrando soluciones.
Su nombre despierta interés tanto en la derecha como en la izquierda, y ahí radica su mayor fortaleza. En una época donde la polarización se ha convertido en moneda política, Memo Romero aparece como una figura de puente, no de muro. Un líder que entiende que gobernar no es imponer ideologías, sino conciliar intereses.
Mazatlán necesita ese equilibrio. Su economía, golpeada por decisiones erráticas y un gobierno municipal más preocupado por el discurso que por la gestión, requiere perfiles capaces de negociar con firmeza, atraer inversión y, sobre todo, escuchar. En política, escuchar es un arte en extinción. Memo Romero parece dominarlo.
Lo cierto es que, a diferencia de muchos que se desvanecen tras la derrota, Memo Romero no se alejó. Siguió recorriendo colonias, visitando comunidades, dialogando con pescadores, comerciantes y empresarios. Lo hizo sin estridencia, sin micrófonos, sin el clásico “ya mero vuelvo”. Y eso, en el México de la simulación, lo distingue.
Su pasado empresarial le da una visión práctica; su presente político, una misión social. No es el empresario desconectado ni el político tecnócrata. Es un hombre que combina números con empatía, y gestión con sentido común. Un perfil que en el 2027 podría convertirse en el antídoto político frente a la improvisación y la descoordinación que hoy pesan sobre el puerto. En un entorno donde abundan los slogans y escasean los resultados, su enfoque pragmático se siente refrescante.
No se trata de santificarlo. Se trata de reconocer que en un escenario de desgaste político y social, Mazatlán necesita perfiles con vocación, oficio y resiliencia. Memo Romero encarna esa triada. En campaña o sin campaña, su actuar responde más a la vocación que al cálculo. No busca votos: busca soluciones.
La política no siempre juega con la mejor carta disponible, pero Mazatlán tiene la oportunidad de apostar por la sensatez antes que por el espectáculo. Guillermo “Memo” Romero se perfila como el puente entre dos mundos que hoy parecen irreconciliables: el de la derecha y el de la izquierda.
GOTITAS DE AGUA:
El 2027 no será un año más. Será una prueba de madurez para un puerto que ha aprendido a golpes el costo de la improvisación. Y puede que, en esa encrucijada, el liderazgo sereno y firme de Memo Romero sea el punto de inflexión que devuelva a Mazatlán su brújula política, económica y moral. Porque no se trata de elegir entre bandos. Se trata de elegir a quien tiene la capacidad de unirlos.
“Si cierran la puerta, apaguen la luz”.


