María Elena Maldonado
Caen las hojas del calendario y aquí continuamos confinados, yo salgo a las compras a los supermercados y compro las últimas cervezas que aún tienen en los anaqueles. Me gusta una de vez en cuando, en días normales un paquete de seis me dura dos o tres semanas, pero ahora que ya no abastecen, debido a una prohibición idiota, se me antojan todos los días. También todas las otras bebidas alcohólicas se dejaron de producir, en algunos estados y alcaldías de la Ciudad de México se ha prohibido totalmente la venta de bebidas embriagantes, quizá sería momento de hacer un estudio socio-emocional –alcohólico del comportamiento de los individuos ante la falta de esta droga que se consume legal y habitualmente, considerando la variable del encierro y el temor al contagio.
Tienen parámetros únicos para un interesante estudio, bajo constantes que difícilmente volverán a darse. No sé qué va a causar más estrés, violencia intrafamiliar y otros males, sí el tener sus bebidas favoritas de las que muchos no abusan o la abstinencia de todos los bebedores, sean alcohólicos consuetudinarios, sociales, los que se beben su cerveza, su aperitivo, comen en compañía de un buen vino cuyo maridaje complemente sus platillos, su digestivo, su bebida larga o corta, o no tenerla. Para no variar lo sufrirán más los que menos tienen, pues los que tienen surtieron su bar con tiempo, tienen sus cavas y pueden pagar los sobre precios.
Todas las prohibiciones se prestan para el mercado negro y la adulteración de las formulas con ingredientes aún más dañinos. Gobiernos de ignorantes que no han aprendido nada de los libros; es bien sabido que el que no conoce la historia repetirá sus errores y no aprenderá de sus aciertos.
Si fueran enterados recordarían la época de la prohibición en los Estados Unidos; la ley seca, “entendida como la prohibición de vender bebidas alcohólicas, estuvo vigente en los Estados Unidos entre 17 de enero de 1920 al 6 de diciembre de 1933 y propicio un cambio en la Constitución estadounidense que declaraba ilegal “la fabricación, transporte, importación, exportación y venta de alcohol en el país” entró en vigor el 16 de enero de 1920, (acaba de cumplir un siglo) y duró hasta el 6 de diciembre de 1933. Mientras “se cerraban las puertas del infierno”, se abrían de par en par otras, las traseras, las clandestinas y escurridizas puertas del “infierno paralelo”.
El mercado negro de bebidas no tardó en aparecer y, con él, la mafia italiana –con Johny Torrio y Al Capone a la cabeza- el crimen organizado: la usura, el juego, la prostitución, la extorsión, la corrupción política, los asesinatos” extraído de un artículo escrito por Adriana Muscillo para el Clarin.com.
Aquí de eso ya tenemos mucho y espero no propicie que los carteles tomen ese vació por su cuenta y extiendan su comercio ilegal.
Cambiando al tema principal que es el que domina hoy nuestro acontecer, oigo muchos comentarios que no consideran al virus peligroso, dicen que: cómo nos podría dañar algo que sólo requiere jabón para extinguirlo. Eso ha sucedido desde el principio de los tiempos hasta que se inventó el microscopio y la ciencia hizo público como esos “insignificantes” bichos atacaban el organismo de los humanos hasta arrebatarles la vida.
Asombra que a estas alturas de los descubrimientos, la información que se extiende en las escuelas, las películas reales y de ficción sobre los ataques con armas biológicas haya quien que no crea en el peligro que estos microorganismos infecciosos.
Que si fue creado por los chinos, los estadounidenses o los de Tizimin, pagado por los iluminati, Bill Gates, la mafia del poder económico mundial y sus obscuros intereses, será cosa que quizá no sabremos nunca.
Y empezarán las películas a crear historias basadas en investigaciones y declaraciones ¿reales?, ¿ficticias? de donde surgió el virus coronado cuya majestad nos está poniendo de rodillas, creando un caos en el mundo entero.
Según las estadísticas van a morir más de hambre con la caída de la economía, el desempleo, el desabasto que las muertes directas por el contagio. Decían que la población vulnerable eran los adultos mayores -65 años en adelante, hipertensos, diabéticos, desnutridos- pero veo que del total de fallecimientos en nuestro país, el 68% han sido hombres menores de 60.
Por lo que concierne a este “gobierno” sigue abonando al optimismo, diciendo que todo va muy bien. López Obrador se atreve a declarar a través de su cuenta de Twitter: “Hemos podido domar a la epidemia, en vez de que se disparara como en otras partes, aquí el crecimiento es horizontal, es por haberse preparado para tener todo lo que se requiere de equipo médico, especialistas”, apuntó. No vivimos en el mundo irreal que pretende hacernos creer, en toda la república hemos visto las manifestaciones de diversos grupos de médicos y enfermeras exigiendo, pidiendo suministros, equipo de protección. Conozco y con un poquito he cooperado con amigos que se han organizado para llevarles desde tapabocas, guantes, gel antibacterial.
Sabemos de empresas –esas que tanto odia López Obrador-que dejaron sus líneas de producción para fabricar respiradores, fabricar insumos de protección para los encargados de la salud, grupos que hacen bocadillos para llevarles pues no hay en el “gobierno” quien se ocupe de esos “detalles”.
Estamos al tanto de las cifras de personal de hospitales muertos por contagio. Puedo enumerarles la larga lista de deficiencias que padecemos gracias a la ineficiencia, “la austeridad del destruido sistema de salud, desde antes de la pandemia” esa que elimino el Seguro Popular y en su lugar puso un tal INSABI, que nadie sabe qué es, ni cómo funciona.
La cereza del pastel es la estrellita de la cuarta, que ya las mujeres de pocas exigencias han hecho héroe y hasta lo ven guapo; el otro López –Gatell- que sale a decir que el cubrebocas no disminuye los contagios, “Que lo usen lo que tiene la infección y lo dice el mismo que negó la compra de pruebas para detectar a los contaminados y conocer anticipadamente –antes de los síntomas- quien la tiene y de esta forma evitar una cadena de infecciones. En el mundo entero los gobiernos apuestan por el tapabocas como protección y este propone lo contrario. Tengo a la mano varios calificativos para llamar a los López de la cuarta, pero me abstengo por los niños que están en casa.
Por favor usen tapabocas, es más compren o háganse una mascarilla casera para todo el rostro, no le hagan caso a los López de la cuarta, nada positivo sale de su ignorancia. emaldonadoballestero@yahoo.es