María Elena Maldonado
No hay forma de vivir con tranquilidad en tiempos de la cuarta. Todos los días despierto para ver que nueva destrucción hay en México gracias a la testarudez del “señor presidente” y su nulo gabinete que de no dejarse convencer se va acusado de neoliberal y retrogrado.
Pienso que en la política deberíamos emplear a personas tan capaces que no necesitarían salir cada mañana a autoproclamarse “capaces”. La política deber ser un ejercicio silencioso, notorio en el bienestar ciudadano: educación de calidad, seguridad, salud, bienestar económico, ecosistemas protegidos, progreso.
AMLO es una pesadilla, un idiota con otros datos que ve enemigos por todos lados. “Desaparecerlos está provocando la destrucción de un patrimonio institucional que llevó décadas construir” afirma Federico Reyes Heroles en su columna “Buscando al enemigo” del 9 de julio en el periódico Excélsior.
La forma ya la conocemos, no vamos a repetir todos los recortes a la ciencia, la educación, bibliotecas, a nuestros migrantes entre tantas incoherencias y ocurrencias de la cuarta. Vamos a quedarnos con lo de hoy que es el asombro de todos que ante la renuncia de Carlos Urzúa a la Secretaria de Hacienda AMLO no es capaz de hacer un acto de reflexión, no se mueve un milímetro de su absurda postura y únicamente se escucha a sí mismo. Tiene un gabinete servil, de titerillos manipulados desde la presidencia, o se van; con Urzúa se suma la de Josefa González Blanco al frente de la Semarnat, el 25 de mayo de este año, tras un incidente en un vuelo comercial. Aunque se dice que atrás estaba su negativa para otorgar los permisos ambientales para el Tren Maya.
La otra dimisión de alto nivel es la de Germán Martínez, quien el 21 de mayo, también a través de una extensa carta, anunció que dejaría la dirección del Instituto Mexicano del Seguro Social. Martínez Cazares dijo que había una “injerencia perniciosa” de funcionarios de la Secretaría de Hacienda en la operación del instituto.
Y sigue la lista con: Tonatiuh Guillén quien renunció al Instituto Nacional de Migración el pasado 4 de junio.
Guillermo García Alcocer el 3 de junio dejó la presidencia de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
Patricia Bugarín exsubsecretaria de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), dejó el cargo del 15 de mayo.
Simón Levy renunció como subsecretario de Planeación y Política Turística de la Secretaría de Turismo, el 12 de abril.
Omar García Harfuch dejó la dirección de la Agencia de Investigación Criminal de la Fiscalía General de la República el pasado 3 de junio.
Gaspar Franco Hernández integrante de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, encabeza la lista de funcionarios en renunciar durante el gobierno de AMLO, el pasado 28 de febrero.
Aunque la que ha causado mayores impactos incluso a nivel internacional es esta última de Urzúa. The Wall Street Journal señalo en una editorial “La carta de renuncia de Urzúa deja entrever que tras bambalinas (del Gobierno) hay aún más razón para sentir pánico”, señalo Mary Anastasia O´Grady en su texto “Pierde México un freno a la corrupción”, ”Si se le permite a AMLO seguir tratando al País como su propio feudo y burlar el Estado de Derecho”
Una de las razones es la intervención de Alfredo Romo del que dijo, no sabe qué hace en la oficina de presidencia: tiene una turbia reputación en la comunidad empresarial de Monterrey, es admirador de Pinochet, de Marcial Maciel, esta entre el Opus Dei y los Legionarios de Cristo, ya abrió en entrevista los nombres de cada uno de los nefastos participantes y las incongruentes decisiones que llevan a cabo ¿Suyas? ¿Del zombi mayor? No lo sé.
La estabilidad económica se logra —y se mantiene— con especialistas, métricas, evidencias, sustentos y análisis de factibilidad, no con ocurrencias, sensibilidades e ideologías. Urzúa dio un importante aviso de los riesgos de seguir con la improvisación e ineptitud: es mucho pedir a este gobierno, pero sería deseable que no cayera en saco roto dice Óscar Constantino Gutiérrez en su artículo “Improvisados, ineptos, corruptos” en la plataforma digital etcétera.
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