María Elena Maldonado

Consternada por la cantidad de asesinatos dolosos en mi país, siempre pensando que la impunidad y el sistema judicial son ineptos y corruptos, ello propicia que la delincuencia se sienta en libertad de actuar con la facilidad que le otorga saber que no habrá castigo, hoy me indigna que esto se haya incrementado a niveles de terror –cualquier acto delictivo lo es, más cuando se producen a nivel masivo y da lo mismo que sean niños, mujeres, ancianos- hay delincuentes que tienen honor, por llamarlo de alguna forma, estos seres siembran el terror pasando por encima de lo que sea. Creo que a este tipo de crímenes hay que aplicarles todo el peso de la ley, aunque habría que aplicarlo a cualquier infracción, precisamente porque la impunidad en lo pequeño solivianta a realizar el siguiente delito y a avanzar en el atrevimiento.

     La dupla que en 2002 tenían en el entonces Distrito Federal, López (jefe de gobierno) y Ebrard (Secretario de Seguridad Pública) contrataron por 450 millones de pesos –pagados por la iniciativa privada- a Rudolph Giuliani para que los asesorara con un programa para reducir la delincuencia, llamado “Cero Tolerancia” con el que se había logrado reducir el 40 por ciento de los asesinatos y 25 por ciento de los robos en Nueva York. Ya desde una comparecencia de Ebrard a la Asamblea Legislativa dijo que no se aplicaría la Tolerancia 0, porque habría ausencia de compasión, brutalidad policiaca y represión de libertades civiles, incluso suavizaron el nombre a “Iniciativa por la Calidad de Vida”. Al parecer no aprendieron o no supieron adaptarlo a las necesidades de nuestra ciudad, nunca volví a escuchar ni conocimos avances, no encontré información alguna sobre los resultados de esta contratación y la delincuencia nunca disminuyo en este periodo, los secuestros al alza.

Incluso recordamos las burlas del tabasqueño después de aquella archa del 27 de julio de 2004 en el que participamos miles de ciudadanos. La respuesta de López Obrador fue calificar este evento como “la marcha de los pirrurris”. Y se burló en el zócalo que ahí andábamos con nuestros moñitos blancos. Los que entonces fueron a la marcha espero que no hayan votado por él.  No podemos negar que el cobre lo ha enseñado desde siempre, allá los “distraídos” que no lo vieron venir en su ambiciosa e inepta ansia por el poder.

Aquí estamos hoy con una estadística de 100 muertes dolosas por día. Ya lo dice Jesús Silva-Herzog Márquez en su columna de este lunes en el periódico Reforma, titulado Sobre el horror  “Imposible nombrar lo inconcebible. ¿Hay palabras para describir a quien acribilla niños? ¿Cómo nombrar el fuego sobre los más indefensos? Una masacre tras otra, policías, militares, mujeres, padres e hijos, los 43 de Ayotzinapan, indígenas, sicarios,  antes escuchaba que los peores asesinos respetaban mujeres y niños, solo algunos pues la historia está plagada de terribles masacres y torturas a inocentes. Ahora el horror creció con el asalto a los miembros de la familia LeBarón, mujeres y niños masacrados sin motivo, hay varias versiones, aunque nada avala ese horror, da pena pertenecer a la especie humana después de ver lo que son capaces de acometer.

Si volteamos al otro lado no podemos negar que tenemos bondades, que grandes talentos han hecho el mundo mejor, que héroes han salvado miles de vidas, hay una larga lista de historias positivas, no sé para qué lado se incline la balanza, siempre apuesto por los buenos, pero quizá ganen los indiferentes, esos que miran para ambos lados pero padecen de una gran indolencia para moverse a apoyar a los buenos, pues seguramente de ese lado pretenden ser, pero su omisión los califica de cómplices de los malos.

Hay un cretino y una partida que con él conforman un gobierno que sólo ejerce el poder  de su mayoría contra los ciudadanos: impuestos, destrucción de apoyos, de programas, de instituciones autónomas, pero se mantiene atrás de la raya en cuanto el ejercicio de la autoridad contra el crimen organizado y el no tanto, ahora todos –más que nunca- pueden vandalizar los bienes públicos que son de todos,  pueden amedrentar a la Guardia Nacional y así liberar a uno de los narcotraficantes más buscados; pueden bloquear las vías del tren y ocasionar perdidas millonarias a la economía nacional, tomar casetas, burlarse de militares y policías pues tienen órdenes de no responder. Prefieren exponen a los burócratas a ser agredidos  y denostados.

No tengo conclusión, sólo me impresiona que en esta división pro y anti peje, los autollamados ridícula y pochamente –conste que son anti gringos- amlovers sean capaces de avalar la masacre de las mujeres y los niños de la comunidad mormona. Verdaderamente inaudito y vergonzoso, no pueden separar las grandes ineficiencias del “gobierno” del horror de los actos delincuenciales que cobija el pésimo ejercicio de su mesías

 
emaldonadoballesteros@yahoo.es

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