Ciudad de México.- Arremetió contra la creación de dos Centros de Educación y Cuidado Infantil (CECI) en Ciudad Juárez, el presidente del PRI, Alejandro Moreno, calificándolos como “un gesto simbólico” e insuficiente para las familias mexicanas. Sin embargo, su crítica omite un detalle clave: fue durante los gobiernos priistas que la corrupción y la opacidad en el manejo de las estancias infantiles alcanzaron niveles insostenibles, provocando su colapso.

PRI, el creador de su propia crisis

Moreno acusa al gobierno actual de Morena de eliminar en 2019 el programa de estancias infantiles que, según él, atendía a las familias más necesitadas. Pero lo que convenientemente olvida es que ese programa fue un nido de irregularidades bajo administraciones priistas y panistas, con recursos desviados, registros falsos y falta de transparencia en la asignación de fondos.

La Auditoría Superior de la Federación (ASF) reveló en su momento que más del 20% de las estancias operaban con irregularidades, y los recursos destinados a estas eran frecuentemente malversados. ¿Dónde estaba la preocupación de Alejandro Moreno por las familias mexicanas entonces?

¿De qué lado está Alejandro Moreno?

En lugar de reconocer los esfuerzos por reconstruir un sistema que fue destruido por décadas de mala gestión, Alejandro Moreno opta por el ataque fácil y el discurso populista. Acusa al gobierno de Morena de insuficiencia, pero nunca ha propuesto una solución clara para subsanar los errores que su propio partido sembró en el sistema de cuidado infantil.

Los dos nuevos CECI son apenas un paso, sí, pero un paso en la dirección correcta: garantizar espacios seguros y transparentes para los menores. El PRI, en cambio, construyó un programa que terminó privilegiando intereses políticos y económicos por encima de las necesidades de las familias.

“Una gota en el océano”, pero, ¿qué dejó el PRI?

El líder priista califica los dos centros como “una gota en el océano”, pero guarda silencio sobre el océano de corrupción y opacidad que su partido dejó tras de sí. Durante las administraciones del PRI, las estancias infantiles se convirtieron en otro ejemplo del abandono institucional: fondos insuficientes, nula supervisión y, en muchos casos, uso electoral de los recursos públicos.

Es fácil señalar con el dedo cuando no se carga con el peso de la responsabilidad, pero las familias mexicanas no olvidan que fue el PRI quien las dejó en el abandono desde mucho antes.

Un PRI que ya no convence

Alejandro Moreno exige “un compromiso genuino”, pero su partido no tiene autoridad moral para hablar de compromiso. Mientras en el pasado el PRI utilizaba las estancias infantiles como propaganda política, el actual gobierno está trabajando para construir un sistema que priorice a los menores y sus familias, sin intereses oscuros ni desvíos de recursos.

El PRI ha demostrado, una vez más, que su prioridad no son las familias mexicanas, sino recuperar un protagonismo político que perdió por sus propios errores. Alejandro Moreno puede criticar, pero no puede ocultar la realidad: el PRI dejó un legado de corrupción que aún hoy se está reparando.

Las madres y padres trabajadores no necesitan discursos vacíos ni señalamientos partidistas. Necesitan acciones concretas, y eso es algo que el PRI nunca pudo garantizarles.

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