Por Cristina Colmenares

Actualmente, 200 millones de niñas y mujeres han sido víctimas de la ablación, también conocida como Mutilación Genital Femenina, y anualmente, 3 millones de niñas corren el riesgo de sufrirla.

¿Qué es la Mutilación Genital Femenina?

De acuerdo con UNICEF, es un procedimiento realizado en niñas menores de 15 años, en ocasiones también mujeres, que consiste en la extirpación parcial o total de los genitales externos sin que exista una razón médica para hacerlo. 

Asimismo, hay cuatro tipos de ablación femenina:

1)      Resección parcial total del glande del clítoris o del prepucio de este.

2)      Resección parcial o total del glande del clítoris y los labios internos, a veces incluye el corte de los labios externos.

3)      Estrechamiento o infibulación de la aventura vaginal a través de un corteo, recolocación y la sutura de los labios menores o mayores (este tipo de mutilación es reversible a través de un proceso llamado desinfibulación)

4)      Perforación, incisión, raspado o quema de la zona genital.

Sin duda alguna, la mutilación genital femenina es una violación a los derechos humanos fundamentales de las niñas y las mujeres, ya que les impide vivir una sana y plena vida sexual, además, es una práctica que pone en riesgo su vida, las hace padecer dolor intenso, hemorragias prolongadas, infecciones, infertilidad y contagiarse de VIH.

Encima, quienes sobreviven a esta práctica, durante toda su vida sufren efectos psicológicos como ansiedad y depresión; y quienes llegan a ser madres, presentan hemorragias posteriores al parto, muertes fetales o muerte prematura del bebé.

¿Por qué se practica la ablación femenina?

Antes que nada, es importante mencionar que esta es una práctica que se realiza en algunos países de África, Europa y Medio Oriente. Comúnmente es en zonas donde la ablación es socialmente aceptable, y se realiza como un rito de madurez en las mujeres, pero eso no la hace menos cruel, ni es justificación para su práctica.

De hecho, la mutilación genital femenina es una forma de violencia cultural y simbólica por la cual se busca controlar la sexualidad de la mujer, su práctica es resultado de la desigualdad de género tan arraiga y presente en estos lugares.

“En pocas palabras, si la igualdad de género fuera una realidad, no habría mutilación genital femenina. Este es el mundo que imaginamos”, señalan en un comunicado conjunto emitido este jueves las directoras ejecutivas de UNICEF, Henrietta Fore, y del UNFPA, Natalia Kanem.

La ablación en tiempos de Covid-19

El año pasado, la UNFRA publicó un artículo en colaboración con la ONG Avenir Health, la Universidad Johns Hopkins y la Universidad Australiana Victoriana en el cual afirmaron que, derivado de la pandemia por Covid-19, existía el riesgo de dos millones de casos más de ablaciones, así como de 13 millones de matrimonios forzados para niñas menores a 10 años.

En 2008, UNICEF y el UNFRA establecieron un programa conjunto, gracias al cual en 13 países se han aprobado leyes que prohíben la mutilación genital femenina, además de facilitar el tratamiento adecuado a quienes han sido víctimas de esta práctica, y ofrecer servicios de prevención y protección. Sin embargo, gran parte de las actividades de este programa implican relacionarse con las comunidades para hablar abiertamente sobre los beneficios de acabar con la mutilación genital femenina y fomentar la oposición a esta práctica, pero esta labor se ha visto obstaculizada por la pandemia.

Día Internacional de Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina

En 2012, la ONU dispuso que el 6 de febrero sea Día Internacional de Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina, cuyo propósito es ampliar y dirigir los esfuerzos para eliminar esta cruel práctica. 

Asimismo, en el marco de este día, Antonio Guterres, secretario General de la Naciones Unidas afirmó que, trabajando en unidad, la ablación podría erradicarse para el 2030, y lograrlo tendrá un “efecto positivo en cadena en la salud, la educación y el avance económico de las niñas y las mujeres”.

Recordemos que erradicar esta práctica forma parte de uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Propósito que, con base en declaraciones de Henrietta Fore y Natalia Kanem, requiere de la colaboración de sociedad civil, las organizaciones de base, los grupos defensores de los derechos de las mujeres, los docentes, los trabajadores de la salud, los funcionarios judiciales y policiales, así como los líderes religiosos y ancianos para cumplirse.

Finalmente, cabe resaltar que las mujeres tenemos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, a vivir una vida sexual sana y plena, así como a sentir placer.  Tenemos que hablar sobre este tema, y educar con base en el respeto y equidad de género para ayudar a evitar más mutilaciones genitales en niñas y mujeres, sin olvidar que hombres y niños también desempeñan un papel importante en esta tarea.

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