Por Cristina Colmenares

Tras la declaración del Subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, en la que catalogó a las bebidas azucaradas como “Veneno embotellado”, la Asociación Nacional de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) expresó su descontento al considerar “inaudito, que un funcionario público federal, con la gran responsabilidad de ser el promotor de la salud en nuestro país, estigmatice a una industria que cumple a cabalidad con todas las normas y regulaciones”.

La ANPRAC, también dijo que las aseveraciones de Gatell “satanizan una actividad estratégica para la economía y un producto que está en la preferencia de millones de mexicanos”. Además, también considera que la industria refresquera fue puesta como enemigo público causante de la epidemia de obesidad y sobrepeso que aqueja a nuestro país. A pesar de que, evidencia científica que indica que la obesidad es un problema multifactorial.

En efecto, la obesidad es producto de muchas causas, por ejemplo, la falta de ejercicio, una mala alimentación, el sedentarismo, incluso la depresión puede provocarla. Si bien es cierto que cada persona elige lo que consume, ¿por qué estas bebidas son las preferidas de la gente?

Vamos por partes, de acuerdo con la Universidad de Yale, México es el primer consumidor de refrescos en el mundo, cuenta con un promedio de 163 litros por persona al año. El país está por encima de Estados Unidos, quien tiene un promedio de 118 litros. También, en nuestro país, una familia invierte 10% de sus ingresos en la compra de refresco. Además, según El poder del consumidor, 24 mil mexicanos mueren al año por la ingesta de bebidas azucaradas.

Pero la presencia de estos productos en el mercado no es el único factor que influye en la obesidad, el aspecto cultural de nuestro país es muy importante, 7 de cada 10 niños en comunidades rurales desayunan con refresco, sumado a que entre 1999 y 2006 se triplicó el consumo de bebidas azucaradas entre los adultos mexicanos, sector que los consume de manera ocasional y son 15 por ciento más propensos a padecer obesidad, indicó Florence L. Theodore, del Instituto Nacional de Salud Pública, en la conferencia La Construcción Cultural del Consumo de los Refrescos en México, en el Instituto de Investigaciones Sociales el año pasado. Lo Peor del caso es que, como culturalmente el refresco está anclado a nuestra vida, nos negamos a detener su consumo.

Además de obesidad, enfermedades como diabetes tipo 2, derrames cerebrales, gota, asma, cánceres, artritis reumatoide, enfermedades arteriales coronarias y óseas, problemas dentales y de conducta, trastornos psicológicos, envejecimiento prematuro y adicción están relacionadas con el consumo excesivo de bebidas endulzantes.

De acuerdo con información proporcionada por Laura Moreno Altamirano, investigadora del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM a Gaceta UNAM, el refresco contiene 50% de azúcar, cantidad que en si el ser humano vomitaría si la ingiere de forma directa. Para evitar eso, se agrega ácido fosfórico, sustancia dañina que neutraliza el sabor dulce y hace posible beberla, también, señaló la investigadora, provoca desmineralización ósea porque no permite la adecuada absorción del calcio al organismo, debilita los huesos, sobre todo en sus caras internas, provoca disminución de su densidad y promueve las fisuras y fracturas, e incluso, fomenta el desgaste del esmalte de los dientes y favorece las caries.

El refresco también se asocia a cálculos renales y debido a la combinación entre ácido y azúcar, al organismo humano le cuesta trabajo la absorción de hierro, lo que podría causar anemia. Además es un poderoso antioxidante que se usa en la limpieza de plantas industriales y de hogares.

20 minutos después de ingerir un vaso de refresco, el nivel de azúcar en la sangre aumenta velozmente debido al incremento de insulina causado por la introducción del alto índice glucémico que contiene la bebida endulzante. Como consecuencia de esto, el organismo no puede digerir los azúcares convirtiéndolos en grasa, a largo plazo provocando sobrepeso u obesidad.

La cafeína y el azúcar provocan su adicción, debido a que estos elementos, a los 45 minutos de su ingesta, aumentan la producción de dopamina y serotonina, hormonas productoras de placer. El refresco no quita sed, por lo que gravemente los consumidores llegan a consumir dos litros al día.

Al final, los refrescos y bebidas endulzantes si son un veneno para el cuerpo, los productores lo saben, incluso los consumidores, pero no hacen nada al respecto. Nuestro cuerpo no necesita de la ingesta de estas bebidas, pero al parecer la carga cultural, social y económica del refresco son más grande que su salud. 

Comentarios

Comentarios