Por Cristina Colmenares

Los intereses políticos y económicos son los responsables de la distribución inequitativa de las vacunas contra Covid-19. Una propuesta, para resolver este problema, es eximir los derechos de la propiedad intelectual a los antígenos para acelerar la producción de las vacunas.

Sin derechos de autor por un bien mayor

De acuerdo con la experta en diplomacia y comercio internacional, Aribel Contreras, esta idea consiste en hacer que la patente de los antígenos de la vacuna contra el Covid-19 deje de ser privada temporalmente, es decir, se haga pública, para que puedan ser producida por otras farmacéuticas. De manera que habría mayor producción de vacunas, pero al mismo tiempo una mejor logística y una cobertura más eficiente de la demanda del antígeno.

Cabe destacar que esta propuesta fue presentada ante la Organización mundial de Comercio (OMC) el año pasado, sin embargo, no se aprobó. Aunque, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) declaró que “existen disposiciones a escala nacional e internacional para facilitar el acceso cuando la Propiedad Intelectual representa un obstáculo. La aplicación de esas disposiciones debería ser selectiva y temporal, es decir, debería centrarse en las barreras que la PI pueda suponer para el acceso, según quede demostrado, mientras dure la pandemia de COVID-19, teniendo en cuenta que, sin innovación, no habrá nada a lo que acceder”.

Por otro lado, en entrevista para Primero Editores, Aribel Contreras explicó que este conflicto contempla dos factores, por un lado, está el factor geopolítico, el cual es dirigido por unos cuantos países hacia el expansionismo mediante la donación o venta de vacunas, y por el otro, encontramos al factor geoeconómico, en el cual los ingresos económicos son de los gobiernos y estos intereses prevalecen más que otros.

Rivalidad y complicidad entre farmacéuticas y gobiernos

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, 10 países acumulan el 75% de las vacunas contra Covid-19, ya que la mayoría de los fabricantes han dado prioridad a la aprobación reglamentaria en los países ricos.

Ante este escenario, Aribel Contreras afirmó la existencia de una complicidad voluntaria e involuntaria entre las farmacéuticas y los gobiernos.

“Pareciera que las farmacéuticas se prostituyen industrialmente porque se venden al mejor postor…e involuntaria cuando se enfrentan a mecanismos de los gobiernos” expresó.

La interdependencia entre México, Canadá y EU

La pandemia dejó ver la dependencia económica que hay entre países, y esa interdependencia se llama multilateralismo, aseveró Contreras.

Además, destacó que, en el caso del T-MEC, se habla de una integración regional, pero durante la pandemia, cada gobierno, a pesar de trabajar coordinadamente, ha tomado sus propias medidas y intenta resolver el tema de las vacunas con sus propios medios

Finalmente, señaló que “hablamos de una integración económica y salir a adelante como región, en términos de salud, mientras los tres países no avancen juntos en paralelo, los compromisos no se podrán cumplir”.

Este problema ha dejado al descubierto muchos intereses económicos y políticos, las farmacéuticas y los gobiernos de las grandes potencias no están viendo lo realmente importante, inmunizar a toda la población, incluyendo la de países pobres.

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