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En la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Amecameca, miles de feligreses arribaron como lo hacen tradicionalmente para festejar el inicio de la cuaresma con el Miércoles de Ceniza.

Este miércoles ha empezado para los católicos la cuaresma, siendo una forma de vivir la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Es un tiempo que la iglesia consagra a la Ascesis, es decir, a la mortificación espiritual, que se logra a base de reflexión y los misterios principales de la fe: la pasión, muerte y resurrección de Cristo. El ayuno, la abstinencia, la oración, la mortificación y la práctica de buenas obras son la forma de purificarse para entender el misterio de la salvación.

En la Biblia la ceniza era el símbolo de lo perecedero y de la fragilidad del hombre. Además, de que se tenía la creencia de que el hombre había sido creado por Dios de la tierra; de ahí la costumbre de echarse ceniza sobre la cabeza o materialmente revolcarse en ella, como símbolo de humillación y penitencia.

La ceniza es un signo de arrepentimiento de los pescados. Es un compromiso de cambio de conversión y de esfuerzo constante por mejorar. Es reconocer que el hombre sin Dios es polvo, pero que con Dios tiene la vida eterna. Es aceptar que la verdadera fe y amor, pasan por el sufrimiento, como Cristo lo hizo.

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