Reconozcámoslo antes de liarnos con uno…

Por Zuleyka Franco

Sufrimos por amor y eso no lo podemos evitar, consecuencia de expectativas, idealismos, romance, y muchas veces creencias implantadas desde nuestra primera infancia, hacen que las mujeres (principalmente), construyamos un prototipo erróneo de un “príncipe azul” en nuestras vidas. 

Pero después de conocer, salir, sufrir, tal vez lleguemos hasta el matrimonio, nos damos cuenta que el “amor” no es como creemos, ni mucho menos un cuento color rosa, desencadenando muchas veces divorcios, corazones rotos y desilusiones.  Creemos que el amor lo puede todo y que si falta en algún momento un ingrediente en la relación, se debe de superar porque “el amor todo lo puede”, pero cuando nos damos cuenta de que el amor no paga una renta, una colegiatura de los hijos, no sustituye al gas para cocinar o a la luz, no cura una enfermedad ni mucho menos una cirugía, ¡oh sorpresa!  Comienzan los desacuerdos, las peleas, las desilusiones, y es cuando decidimos dar ese paso que nos resistíamos a dar, la separación. Una ruptura de un ideal el cual estaba basado en lo que todos deseamos tener, el amor.

“El amor es eterno, el amor es incondicional, el amor es tu destino, el amor sólo se siente por una sola persona, el amor todo lo puede, el amor es estabilidad, etc.”, son frases que escuchamos y leemos a lo largo de nuestra vida y con las que crecemos a lo largo del tiempo. Sin embargo, tenemos que entender el verdadero concepto del amor, para poder encaminar y construir nuevos vínculos amorosos que nos permitan elegir libremente a un compañero de viaje. Nadie nos pertenece, todos gozamos de un libre albedrío y por consiguiente, debemos entender que el amor es una decisión de compromiso, responsabilidad, de amor y compañía. 

¿Cuáles son las características de un Amor Tóxico? ¿Cómo nacen y se desarrollan? y ¿Qué características tienen las personas que logran atentar contra nuestra integridad física y mental, así como privarnos de nuestra libertad?

Todos, absolutamente todos, nos movemos en una incertidumbre amorosa, lleguemos o no adquirir un compromiso como el “Matrimonio”. La perversión de los “patanes” en juego es silenciosa y estratégica. Las mujeres por naturaleza, somos más sensibles a la falta de compromiso por parte de una pareja pero es fácil de entender. El éxito de un hombre depende de sus logros económicos y profesionales, difícilmente depende de la construcción de una “familia” con hijos, cosa que es más común en la idea de una mujer, aunque quiera también logros profesionales, una cosa no tiene que ver con la otra en nuestra percepción femenina, no en la de ellos.  Pero ojo chicas, esa idealización en la pareja es lo que nos lleva a omitir “focos rojos” en la relación de pareja; si bien, para los hombres el sexo es sexo, para las mujeres la mayoría de las veces el sexo es amor.

Debemos agudizar los sentidos. La palabra “Patán” se refiere a un hombre que se conduce de manera tosca, ignorante y grosera. Un patán es quien por razones mentales, de personalidad o de abuso de poder (muchas veces pueden ser las 3), pone en riesgo el bienestar o la integridad física, moral, económica, psicológica, sexual o social de su pareja, en muchas ocasiones intencional y otras no, pero en ambas pone en riesgo a la persona que vive o convive de manera sentimental con él.

Un patán cuando agrede, generalmente se engrandece rebajando a su pareja, pero en muchas de esas ocasiones, la culpa de sus desplantes y groserías. Los patanes a pesar de estar muy trastornados, saben qué quitar, qué dar, cómo seducir y cuando lastimar. Son encantadores, pero al mismo tiempo producen confusión y miedo. Un patán tendrá ciertas conductas de manera hiriente, repetida, sostenida y querrá minimizarte, así que prende las alarmas y pon atención si:  1.- Presume sus conquistas o ligues 2.– No quiere invertir ni tiempo, ni dinero, ni espacios 3.- Se refiere de manera irrespetuosa hacia los demás (con personas que ofrecen algún servicio, meseros, cajeras, etc.) y le molesta dar las gracias  4.- Quiere ser el único protagonista todo el tiempo (si estás hablando de algún logro en tu día a día, te interrumpe para hablar de él)  5.- Las emociones ajenas no existen para él (minimiza tus sentimientos y emociones haciéndote sentir mal con una pregunta como: “¿andas en tus días?”)  6.- Es controlador y posesivo 7.- Difícilmente toma responsabilidad de sus acciones o actos 8.- Desprecia a los demás, incluida su pareja si no es “de su talla” 9.- Usa la burla, el sarcasmo o la crítica como cereza del pastel (eso te hará sentir ignorante, ingenua, tonta) 10.– Prioriza su satisfacción y su sexualidad (la tuya no es importante) 11.- Es mentiroso 12.- Niega el conflicto (rechaza el diálogo, la comunicación directa y niega el reclamo) 13.- Al final te atrapa su forma de hablar (suele ser encantador después de hacerte sentir mal).

Tal vez muchas de las personas que conocemos tengan algunas de estas características de vez en cuando y hasta cierto punto es normal, sin embargo, lo que hace que entren dentro del cuadro de un patán, es que esas conductas sean repetitivas y con ellas te haga sentir mal una y otra y otra vez al grado que se vuelva un “patrón de conducta” innegable.  Además no tienen que ser todos, pero si con 3 o 4 de esos rasgos puede herir sin consciencia el daño que causa, o lo sabe pero no le importa, y eso es señal de “alarma”.  Es imposible separar los factores que nos van formando a lo largo de nuestra vida, osea los factores Biológicos y Ambientales. En el factor Biológico se destaca nuestro físico (ojos, color de cabello, color de ojos etc.) y temperamento. Dentro del Ambiental se desencadenarán algunos de los más importantes: la Crianza, los Patrones Familiares, los Desencantos Amorosos, la Cultura Patriarcal, el Machismo y la Ideología Romántica.  Todos estos hacen que una persona vaya conformando su “Personalidad”.  Si una persona a pesar de tener un buen ambiente biológico crece en uno donde los factores ambientales son hostiles, negativos y la crianza tiene matices que no favorecen a una equidad de género como el Patriarcado y el Machismo, seguramente el individuo tendrá patrones que se alimenten a lo largo de su vida negativamente y que lo conviertan en un verdadero patán.

Patanes con “Personalidad Conflictiva” hay muchos.

El Patán Paranoico (Personalidad Paranoide), suelen vaciar en los demás sus problemas y frustraciones, son fríos y distantes en sus relaciones, suelen pensar que las acciones de los demás tienen un trasfondo malévolo o intencional, a menudo eso ocasiona que sean agresivos o defensivos (sobre todo con su pareja) principalmente si se sienten indignados y son incapaces de ver inmersa su participación en cualquier conflicto, aunque sí lo tengan.

El Patán Esquizofrénico (Personalidad Esquizoide), introvertidos y solitarios, también fríos y socialmente distantes, a menudo están inmersos en sus propios pensamientos, temerosos a intimar con otros. Hablan poco, sueñan despiertos, la fantasía es una manera de lidiar su día a día, son indiferentes y egoístas. Llegan a ser patanes cuando se sienten amenazados o vulnerables.

El Patán Actor de Cine (por tener una Personalidad Histriónica), por su manera de actuar ante los demás llegan a tener fácilmente buenas relaciones, pero no sinceras, quieren llamar la atención y son exagerados en su forma de actuar, también exageran expresiones tanto verbales como físicas, como si estuvieran a cuadro. Con frecuencia buscan atención con un toque erótico y tienen comportamientos seductores llegando a sexualizar todas sus relaciones, exageran sus enfermedades y podrían llegar a ser hipocondríacos para tener de manera permanente la atención y cuidados de los demás, sobre todo de su pareja. Su patanería llega a negarle a su pareja la libertad por acaparar su atención y cuidados.

El Patán Narcisista (también se le conoce como el Patán de Gym o de Closet), tiene una idea de supremacía, sentido de superioridad y gran valía que lo hacen sentirse más que todos los demás (sobre todo de su pareja sentimental), con extrema sensibilidad al fracaso, al rechazo y a la crítica. Pueden ponerse rabiosos cuando se les dice que cometieron un error o en su defecto, deprimidos. Cree que sus necesidades tienen que satisfacerse de inmediato llegando a ser un patán cuando no se hace de esa manera con la otra persona y son egocéntricos, mezquinos e hirientes cuando no se cumplen sus necesidades.

El Patán de Personalidad Límite, la mayoría del tiempo sufren de depresiones o se tienen en muy baja autoestima, llevándolos a ser consumidores de fármacos o tener alguna adicción o desórdenes alimenticios. Muestran ira inapropiada y llegan a ser impulsivos y promiscuos, la personalidad “Limítrofe” no se caracteriza por la evasión, sino por la intensidad y oscilación entre dependencia y rechazo hacia su pareja, son súper intensos y volubles.

El Patán de Personalidad Obsesiva, para ellos es bueno o malo, negro o blanco; se exigen demasiado y por lo mismo le exigirán en demasía a los demás a su alrededor, es difícil complacer sus estándares y se irritan con facilidad llegando a ser un patán con su pareja sentimental si no se cumplen sus expectativas.

El Patán de Personalidad Evitadora (se adelanta al fracaso), son hipersensibles al rechazo y temen comenzar relaciones sentimentales por miedo a no ser correspondidos; tendrán actitudes similares a la “Fobia Social”, sin embargo, tenemos que estar alertas, ya que ese podría ser un motivo de conflicto y de reacción defensiva, llegando a la patanería para protegerse si se siente vulnerable.

Las personas violentas, principalmente hombres, usan una combinación de poder, dominio y control contra sus víctimas como lo son: mantenerlas en Aislamiento, de Autorización y Privilegio (te trata como esclava y define reglas de convivencia), Abuso Económico, Abuso Emocional, Menosprecio, Negación y Culpa (el agresor reclama que es la víctima y te culpa a ti de provocar la situación), Intimidación, Coerción y Amenazas, Violencia Física, Violencia Sexual.  Ojo, las características que son más evidentes y fáciles de detectar de un patán son muy parecidas a las de un “Psicópata”, ya que son seductores naturales, manipuladores expertos, dominantes, megalómanos, además de ser deshonestos, irresponsables y envidiosos.  Algunas adicciones pueden detonar la patanería en muchos de los casos, como el “Alcohólico” (mala copa, que se transforma con el alcohol, perdiendo compostura y educación).

Afortunadamente estamos viviendo una época en la que muchos de esos patanes (sin generalizar), quieren cambiar y reeducarse ante la posibilidad de ser un mejor ser humano, abriendo paso ante las llamadas “Nuevas Masculinidades” de las que ya hemos escrito en artículos anteriores.  Así que es tarea de todos y todas (principalmente), desbancar los “Machismos” y los “Patriarcados” como una única forma de educar, pero también los “Matriarcados”. Ya que es prioridad que nuestros niños aprendan y se eduquen en una perspectiva de “Igualdad” y de respeto, compromiso y libertad entre hombres y mujeres, educar rompiendo paradigmas y etiquetas y contribuir en la medida que podamos a que nuestras futuras generaciones estén libres de Personalidades Heridas y Conflictivas, Nocivas a otros seres humanos y a ellos mismos.

Recuerda

“La Violencia, es el último refugio del incompetente”

Isaac Asimov.

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