El anuncio del Premio Nobel de la Paz 2023 a Narges Mohammadi ha sacudido al mundo. Activista iraní en pro de los derechos humanos, especialmente de las mujeres, su trabajo y sacrificio han sido reconocidos en un contexto global que pide a gritos más igualdad y justicia.
Esta incansable heroína de las mujeres en su país ha enfrentado graves represalias durante su lucha: ha estado presa 13 veces y ha sido condenada en cinco ocasiones y sentenciada a 31 años de prisión y 154 latigazos. Actualmente sigue tras las rejas.
Desde la Facultad de Estudios Superiores, plantel Aragón de la UNAM, el académico David García Contreras nos da su perspectiva sobre esta premiación.
—¿Qué significado tiene para usted el reconocimiento otorgado a Narges Mohammadi con el Premio Nobel de la Paz 2023?
—Es una llamada de atención sobre la situación en Irán y la lucha global por los derechos de la mujer. Mohammadi, con su valiente activismo, ha enfrentado represión y encarcelamiento desde joven, y es emblemática de la resistencia contra un régimen político cerrado. Su situación es particularmente preocupante dado su estado de salud y la falta de tratamiento adecuado en prisión.
—¿Considera que este premio sea una presión para que la liberen?
—Ciertamente coloca a Mohammadi y la situación en Irán bajo el escrutinio global. Su encarcelamiento y las circunstancias en torno a él se magnificarán. Sin embargo, su liberación necesitará no sólo presión internacional, sino también cambios internos en Irán.
—¿Qué impacto cree que tendrá este galardón en la lucha por los derechos de las mujeres en Irán y alrededor del planeta?
—Centra la atención del mundo en la lucha por los derechos de las mujeres, sobre todo en regiones donde están severamente limitados. Actos valientes como los de Mohammadi y otros antes que ella, como Malala, envían un poderoso mensaje acerca de la necesidad de cambio y el deseo de un futuro más igualitario.
—¿Cómo percibe la relación entre la opresión de género y los movimientos de resistencia en diferentes lugares del mundo?
—El feminismo contemporáneo es un fenómeno global. Mientras que puede tener raíces en Occidente, su mensaje resuena en todas partes. Lo vemos en movimientos de mujeres en diversos lugares del mundo, que luchan por sus derechos y desafían tradiciones y normas establecidas. La concesión de premios como el Nobel a activistas como Mohammadi reconoce y legitima estas luchas.
—¿Qué retos enfrentan las activistas de derechos humanos, como Mohammadi, al abogar por los derechos de las mujeres en regímenes autoritarios?
—En estos regímenes, desde censura hasta represión violenta. Sus acciones pueden ser interpretadas como desafíos directos al statu quo y, como resultado, es posible que enfrenten detenciones, encarcelamientos y, en casos extremos, incluso la muerte; sin embargo, su pasión, valentía y compromiso con la causa las impulsa a continuar a pesar de los riesgos.
—En el contexto actual, ¿qué acciones concretas podrían tomar instituciones como la UNAM para apoyar a figuras como Narges Mohammadi?
—Tienen la responsabilidad de difundir y magnificar la labor de activistas como Mohammadi. En la UNAM, la noticia debería llegar con un mensaje de inspiración, resaltando que es una luchadora que defiende los derechos humanos y los de la mujer en un contexto complicado. Este caso puede ayudar a sensibilizar y concienciar a las nuevas generaciones sobre la importancia de estos temas. Además, tienen que impulsar y apoyar sanciones y medidas, dentro y fuera de su ámbito, que promuevan el respeto y defensa de los derechos humanos.
—En el actual panorama internacional, ¿qué mensaje enviaría a gobiernos que reprimen la lucha por los derechos humanos, como el de Irán?
—El respeto a la individualidad y a los derechos humanos es fundamental para el progreso de cualquier nación. Los gobiernos deben comprender que estos derechos no son una elección, sino un pilar esencial de cualquier sociedad. Represarlos no sólo es inhumano, sino que también frena el desarrollo integral de un país.
—Comparativamente, ¿cómo ve la situación de los derechos humanos de las mujeres en Irán respecto a México y Latinoamérica?
—Irán tiene un régimen muy cerrado, influido por interpretaciones estrictas de tradiciones y aspectos religiosos. Aunque en México hemos avanzado en materia de derechos, aún hay desafíos significativos. Lo relevante es que en lugares como nuestro país, la lucha por los derechos se visualiza y se debate abiertamente, algo que todavía parece distante en Irán debido a sus normas socioculturales y políticas.
—Ante la adversidad que enfrenta Mohammadi, ¿cómo valora su resistencia?
—Es una muestra de valentía inquebrantable. Las redes sociales han sido herramientas cruciales para activistas como ella. A pesar de las adversidades y riesgos, continúa su lucha, utilizando todos los mecanismos disponibles con el fin de hacer visible su causa y buscar apoyos internacionales.
—Por último, frente a situaciones como la de Mohammadi, ¿cómo cree que debería responder la comunidad internacional?
—La visibilización y el apoyo unificado son esenciales. Es crucial que naciones y organizaciones se unan y ejerzan presión colectiva en defensa de los derechos humanos. Esta lucha es una responsabilidad global y requiere un esfuerzo conjunto para enfrentar y superar las represiones.