Por: José Manuel López Colín.
La música no sólo se aprecia en grandes teatros o en salas de conciertos. Está también en la calle: al oído de todos, y mezclada con los ruidos que se producen en ésta.
Es sonido en movimiento, como una propuesta para la gente que pasa frente al músico. Para algunos transeúntes, los músicos son una epidemia que se apodera de los camiones y espacios públicos; para otros, es una diversión que le da alegría a cada día.
No importa el instrumento que toquen, los músicos callejeros nos permiten apreciar su talento de forma gratuita, agudizar los sentidos y de musicalizar la vida cotidiana.
Una Propuesta Musical.
Para el Antropólogo Juan Luis Ramírez Torres, académico e investigador de la Universidad Autónoma del Estado de México, (UAEM) los músicos callejeros constituyen un ensamble musical, ya que las notas musicales se mezclan con la bulla de la calle. Incluso arriba de un camión, los acordes se mezclan con el vaivén del transporte, con el sonido de las monedas de cambio…y con los insultos entre automovilistas.
Todo esto es música, señala el académico. Para Ramírez Torres, es necesario considerar algunos aspectos: como la gente que intenta tocar algún instrumento y no tiene calidad musical; los que hacen música que no estamos acostumbrados a escuchar, y que consideramos extraña: los danzantes que tocan con pito y tambor, por ejemplo; y como las personas que tienen gran calidad musical.
Fredy López, de 19 años y Adán Jiménez, de 20, son originarios de la localidad de San Miguel Totoltepec, y armados de una guitarra y un guitarrón, se trasladan todos los días al centro de la Ciudad de Toluca para amenizar las mañanas de las personas que transitan por los Portales, con música de mariachi.
Ambos jóvenes son amigos desde la secundaria, dónde fueron parte de una rondalla, y desde entonces se dedican a hacer lo que más les gusta: tocar música, cantar y lograr que la gente los escuche. “Lo mejor de tocar un instrumento es dar a conocer nuestros sentimientos y transmitirlos a la gente”, dijeron.
Edgar Axel Vargas tiene 27 años, es un saxofonista y guitarrista autodidacta que toca su música en restaurantes y camiones para obtener alguna moneda, y de esta manera mantenerse.
“Comencé con la guitarra hace 5 años, y hace dos obtuve el saxofón. Aprendí con vídeos en internet, y con la práctica”, quien prefiere que se le llame por su apodo, “Fryk”, comentó que “hay ocasiones en que a la gente no le agrada la música que tocó porque es propia, pero también hay gente a la que le gusta, y pide que vuelva a cantar: eso impulsa, se siente bien”
El Fenómeno Social Algunos de los músicos que se encuentran en las calles, se quedaron a medio camino en la búsqueda de una carrera artística. Otros, eligieron esta forma de expresión como una forma de ganarse la vida de manera digna. Al respecto, el Antropólogo Ramírez Torres señaló que hay gente que toca para mantener sus estudios en algún conservatorio o alguna escuela de música; hay otros que tocan por ganarse un centavo al mismo tiempo que para difundir su arte. Y hay quienes rasgan un instrumento
con un mínimo nivel de calidad, por la apremiante necesidad de mantenerse, conscientes de que no son buenos tocando el instrumento.
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