Por Billie Parker Noticias / Berenice Chavarría Tenorio
Ciudad de México.- En medio de la crítica al estereotipo, una campaña de publicidad que desbordó del color rosa al mundo y la nostalgia por la infancia, miles, sí, miles de mujeres en México finalmente vieron Barbie en la pantalla grande, una película que dejó análisis profundos y superficiales, críticas, lágrimas e incluso el enojo de hombres de varias edades.
La película, dirigida por Greta Celeste Gerwig, ya se ha convertido en la número uno del 2023 a nivel mundial tras recaudar más de 140 millones de dólares, lo que significa que millones de personas no solo fueron expuestas al “mundo mágico de Barbie”, también a una historia que, a través de la sátira pone énfasis en las dificultades que enfrentan día a día las mujeres.
Abordando temas como acoso, representación política, techo de cristal, machismo y desigualdad, Gerwig lleva a la audiencia a encontrarse con un concepto familiar para algunas mujeres y desconocido para otras: el patriarcado.
Muchas de nosotras conocimos este concepto gracias a libros, el acercamiento con el feminismo y a las muchas pláticas que día a día son impulsadas por mujeres; sin embargo, hay quienes desconocen su significado o cuánto ha afectado esta construcción social a su vida.
Aquí vale la pena preguntarse ¿qué tan importante es hablar sobre patriarcado con niñas y adolescentes?
En 1986 Gerda Lerner definió al patriarcado como: “la manifestación e institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y niños/as de la familia y la ampliación de ese dominio sobre las mujeres en la sociedad en general”.
En la película, a las niñas y adolescentes, Gerwig les explica el patriarcado a través de ejemplos, es decir, vemos impregnado este concepto en la imagen de Barbie, completamente dependiente, llevando una cerveza a “Ken”, porque “es su trabajo estar a su servicio”. Lo observamos también en los hombres que dirigen Mattel, donde ninguna mujer se encuentra en un puesto de liderazgo. Está también en la secuencia de “Ken” pidiéndole a una médica hablar con un hombre porque “ella no es lo suficientemente capaz” de entender y darle lo que necesita.
En Barbie Land, el nombre que recibe el mundo donde vive la famosa muñeca en la película, ellas dominan; son presidentas, dirigen la Suprema Corte y las empresas, son albañilas, mecánicas, salvavidas, médicas y reciben reconocimiento a su labor. Pero en el “mundo real”, la realidad es completamente diferente: hay violencia, acoso, invisibilización, abandono institucional, barreras y obstáculos que les impiden a las mujeres alcanzar toda clase de metas, que, dicho sea de paso -según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres, en la actualidad las mujeres solo alcanzan 60% de su pleno potencial.
¿Esto es responsabilidad de la sociedad patriarcal? Sí. ¿Es Barbie una película para adolescentes? Sí. Lejos de los comentarios que invitan a madres y padres a no dejar ver a sus hijas e hijos esta película, esta grabación representa para ellas y ellos el acercamiento a una estructura que día a día les dice a las mujeres “no vales” o “no eres suficiente”.
Esas ocasiones en que nos hemos juzgado por ser “exageradas”, “intensas” o “demandantes”, cuando dudamos de nuestra capacidad y aparece el famoso “síndrome de la impostora” o tambaleamos emocionalmente al no sentirnos exitosas, “bonitas” o “suficientes”, no es más que la sociedad patriarcal susurrándonos al oído los estereotipos y roles de género que ha impuesto y a los que se espera que nos alineemos sin dudar.
Es entonces cuando cobra sentido el discurso que emite una de las protagonistas de Barbie y que, además, es aquel que logra reivindicar y despertar al resto de las muñecas de la pesadilla patriarcal que las oprimió y casi les hace perder Barbie Land:
“Es literalmente imposible ser mujer. Eres tan hermosa, y tan inteligente, y me mata que no creas que eres lo bastante buena. Tenemos que ser siempre extraordinarias, pero de algún modo siempre lo hacemos mal.
Tienes que ser delgada, pero no demasiado. Y nunca puedes decir que quieres ser delgada. Tienes que decir que quieres estar sana, pero también tienes que estar delgada. Tienes que tener dinero, pero no puedes pedir dinero porque eso es grosero. Tienes que ser jefa, pero no puedes ser dura. Tienes que liderar, pero no puedes aplastar las ideas de los demás. Tienes que amar ser madre, pero no hables de tus hijos todo el maldito tiempo. Tienes que ser profesionista, pero también estar siempre pendiente de los demás. Tienes que responder del mal comportamiento de los hombres, lo cual es una locura, pero si lo señalas, te acusan de quejumbrosa. Se supone que debes seguir siendo guapa para los hombres, pero no tanto como para tentarles demasiado o amenazar a otras mujeres, porque se supone que formas parte de la sororidad. Pero destaca siempre y sé siempre agradecida. Sin embargo, nunca olvides que el sistema está amañado. Así que encuentra la forma de reconocerlo, pero también de estar siempre agradecida. Tienes que no envejecer nunca, no ser grosera, no presumir nunca, no ser egoísta nunca, no caer nunca, no fracasar nunca, no mostrar nunca miedo, y, por supuesto, nunca debes ser impertinente. Es muy difícil. Es demasiado contradictorio y nadie te da una medalla ni te da las gracias. Y resulta, de hecho, que no solo lo haces todo mal, sino que además todo es culpa tuya.
Es que estoy tan cansada de verme a mí misma y a todas las demás mujeres hacer hasta lo imposible para que los demás nos quieran”.
Películas como Barbie exploran y retratan a una sociedad patriarcal ¿cuántas veces hemos visto esto en el cine? ¿Cuántos contenidos, con la magnitud que tuvo este estreno, hacen referencia a la autonomía de las mujeres, roles de género, adultez, estereotipos y crisis existenciales? Son algunas de las reflexiones que nos quedan tras ver, luego de un largo verano rosa, uno de los filmes más esperados del año.
Y no, no decimos que esta famosa muñeca ha logrado cambiar el mundo y erradicar el machismo, porque al llamar «rarita» a una muñeca que vivía y pensaba fuera de la norma de Barbie Land, se demuestra que aún falta mucho por hacer. Tampoco nos olvidamos del estereotipo y el origen de Barbie basado en Lili, el personaje de un cómic “erótico” creado por el caricaturista Reinhard Beuthien, para el periódico Bild-Zeitung; una figura que retrató a la perfección la sexualización que la sociedad imprime en las mujeres.
Tampoco nos olvidamos de las medidas corporales irreales de Barbie y lo mucho que a varias mujeres las dañó y tergiversó su concepto de “belleza”. De igual manera no dejamos de lado aquellas muñecas descontinuadas entre las que encontramos a aquella que hacía referencia a que las mujeres no podían aprender matemáticas. No lo olvidamos.
En el debate también quedan las preguntas ¿quiénes se verán beneficiados con los millones de dólares que la película recaudó? ¿cuánto incrementará el consumo de esta muñeca? ¿las compañías jugueteras dejarán de lado los esterotipos? ¿la industria del cine apelarará aún más a la creciente ola feminista para sus propios intereses?
Pero también, además de esas reflexiones, en las profundidades de nuestros recuerdos sabemos que Barbie abrió posibilidades de ser; de curar un animal, salvar a una persona, apagar un incendio, hornear un gran pastel, ser futbolistas, viajar a la luna o simplemente viajar e ir a la playa, todo con tan solo tomarla de la cintura y hacerla saltar de un lado a otro.
En nuestra sociedad poco a poco las mujeres se han abierto camino en diversos ámbitos y profesiones y así continuará siendo, aún con los obstáculos que la sociedad mantiene. Pero ahora más que nunca recordamos que las niñas y adolescentes aún puede soñar y lograr “ser lo que quieran ser”.