Por César Ortega
La Unión Europea ha impuesto una multa de 4.300 millones de euros a Google por prácticas monopólicas operadas mediante el sistema operativo Android.
Las autoridades de regulación de la Comisión Europea acusan directamente a dicha marca de obligar a los fabricantes de dispositivos móviles de preinstalar aplicaciones de la marca Google, como Chrome o Playstore, la cual instalaría de modo automático servicios no requeridos ni deseados por los usuarios, quienes se ven permanentemente dirigidos al motor de búsqueda de la compañía.
De este modo, según la Comisión, se vulneran los principios de una competencia justa y la capacidad del consumidor para elegir un servicio entre varias opciones, pues tampoco existe la posibilidad de desinstalar las aplicaciones instaladas desde fábrica ni de prescindir de los servicios de las opcionales por no afectar la funcionabilidad del dispositivo.
El gigante tecnológico, por su parte, ha negado las acusaciones, argumentando que la búsqueda combinada con sus aplicaciones le permite ofrecer todos sus paquetes de forma gratuita, y que con ello, tanto los fabricantes de dispositivos móviles como sus usuarios cuentan con más opciones.