Toluca, Méx.- Es necesario entender que la violencia machista se va diversificando y potenciando, así como tomar una posición activa para erradicarla y garantizar una vida libre de violencia para todas y todos, afirmó la directora nacional de Género de la Judicatura Federal, Julia María del Carmen García González, al impartir la conferencia “¿Qué hacemos para acabar con la violencia de género? Otros modelos de masculinidad y feminidad”, en la Facultad de Turismo y Gastronomía de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx).

Acompañada por la coordinadora institucional de Equidad de Género, Alejandra Carmona Castañeda, e integrantes del Comité de Género de Administración Central de la UAEMéx, García González destacó que desde el inicio de la historia se ha legitimado la violencia entre hombres y mujeres y ha sido un modelo androcéntrico, en el cual, por siglos, el varón ha sido el centro del desarrollo de la humanidad.

“A lo largo de la historia las mujeres fuimos anónimas porque no escribimos, no pintábamos, no esculpimos, no investigamos, no propusimos, no estudiamos, no aparecemos en el ámbito de lo público porque no se consideraba que pertenecemos a estos espacios”, abundó.

Ante este contexto histórico, enfatizó que nacen conceptos como el de la familia funcional, un modelo que legítima la división sexual del trabajo por las diferencias biológicas existentes entre hombres y mujeres y es en éste, donde se instauran los roles de género con los que se asume que las mujeres crían y cuidan y los hombres proveen.

“Las diferencias biológicas no pueden ser barreras para que yo acceda a mis derechos humanos, ya que las mujeres no tienen un gen para cocinar o un gen que digan que son mejores para cambiar pañales. Lo único que sí tiene el cuerpo femenino es la capacidad para amamantar. Salvó eso, todo lo demás es aprendido y socializado”, agregó.

Julia María del Carmen García apuntó que los estereotipos de género han estado vigentes por varias generaciones y comienzan desde el nacimiento de los infantes, ya que aparentemente son las normas correctas y es desde ese momento que a las niñas se les cría como princesas y a los niños como campeones.

De igual forma, enfatizó que es necesario hacerles frente a estos roles de género, comenzando desde lo personal para repercutir en un cambio social y cultural, ya que la violencia de género es una realidad y no es un hecho aislado, de modo tal que todos los actores se involucren para erradicar la violencia de género.

Si bien se han tenido avances históricos a través del movimiento feminista y de sus olas, en donde se han obtenido derechos como el voto, prestaciones de ley para las mujeres, acceso a la educación, la visibilización a través del lenguaje y los sistemas de cuotas paritarias para formar parte de la toma de decisiones, es necesario que también el Estado tome una posición activa para garantizar una vida libre de violencia de todas y todos.

Finalmente, apuntó que la lucha contra la violencia de género debe de ser integral, donde todas las personas deben sumarse para transformar la realidad actual y transformar aquellas cosas que no podemos aceptar, como la violencia de género.

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