Ciudad de México.- Alimentos como algunos mazapanes, sopas instantáneas, leches bajas en grasa, sustitutos de crema para café, entre otros, pueden contener dióxido de titanio, un aditivo alimenticio que puede ser dañino para la salud.
Esta sustancia es utilizada únicamente para mejorar su apariencia y que se vean apetitosos. A causa de esto, muchos países ya han tomado medidas para proteger a los consumidores; ejemplo de ello es Francia, quien prohibió su uso en alimentos.
En México, la doctora Yolanda Chirino de la FES Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), investiga los efectos que puede traer el dióxido de titanio y quiénes deben cuidarse y estar atentos para no perjudicar más su salud.
Para ello, junto a un equipo de trabajo han realizado diversos estudios en animales, los cuales han arrojado que cuando hay presencia de cáncer de colon y se consume este aditivo de manera frecuente, el número de tumores aumenta. Otro de ellos, indicó que al suministrarle dióxido de titanio a ratones obesos por una dieta alta en grasas y presentan alteraciones en el hígado, el consumo de este compuesto exacerba este daño.
La investigadora comentó que otra preocupación que yace es que el dióxido de titanio no se elimina fácilmente del cuerpo; por el contrario, se almacena en los órganos.
¿Cómo podemos identificarlos?
En alimentos de origen europeo vienen con la leyenda de E171, en el caso de ser origen mexicano; la etiqueta viene marcada como “dióxido de titanio”.
Sin embargo, pese a que legalmente las empresas deben detallar los ingredientes de los productos, no todas lo hacen. Por consecuencia, eso dificulta saber a cuánto dióxido de titanio se está expuesto.
La recomendación que emitió la UNAM es mantener un régimen alimenticio balanceado para aminorar los posibles efectos de su consumo; así como revisar las etiquetas de los productos para conocer detalles de su consumo.