Cinco de cada diez personas bebieron durante el confinamiento

Durante la emergencia sanitaria por la COVID-19, cinco de cada diez personas consumieron alcohol, y en el caso de las mujeres el aumento fue más notorio. El aislamiento social, la sobrecarga laboral en el hogar y el teletrabajo influyeron en que recurrieran con mayor frecuencia a esta sustancia.

Así lo reveló un estudio de Claudia Ivette Jaen Cortés, técnica académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, quien analizó las diferencias en la ingesta de alcohol entre hombres y mujeres adultos durante el confinamiento.

Ansiedad, depresión y hostilidad en aumento

El trabajo, aplicado a 318 adultos —en su mayoría mujeres de entre 18 y 79 años—, encontró que el aislamiento tuvo repercusiones directas en la salud mental. Los diagnósticos más comunes fueron depresión y ansiedad, esta última vinculada a la incertidumbre y la falta de control.

La investigación también detectó un repunte en la hostilidad entre adultos: a mayor afectación emocional, mayor fue la actitud agresiva.

Relaciones de pareja en crisis

Jaen Cortés subrayó que la pandemia también impactó la vida en pareja. El confinamiento elevó el uso de aplicaciones para buscar nuevas relaciones, así como la prevalencia de infidelidad emocional, sexting y conflictos maritales.

De acuerdo con estudios internacionales citados por la universitaria, una de cada cuatro parejas casadas enfrentó situaciones de infidelidad. Además, la ONU reportó que una de cada tres mujeres sufrió violencia física o sexual por parte de su pareja durante este periodo.

El alcohol y sus riesgos

La investigadora recordó que el alcohol es una sustancia que genera dependencia y está asociado con 200 enfermedades y trastornos, entre ellos cirrosis hepática, accidentes de tránsito y diversos problemas sociales. En el mundo, provoca más de tres millones de muertes prematuras cada año.

Vulnerabilidad en el encierro

La falta de contacto físico con familiares y amigos, el estrés económico y la incertidumbre generaron sentimientos de soledad, enojo, frustración e inseguridad. Estos factores hicieron a las personas más vulnerables y propensas a buscar en el alcohol una forma de alivio temporal.

“El hogar, que debía ser un espacio seguro, en muchos casos se convirtió en un lugar de riesgo”, advirtió Jaen Cortés, al enfatizar que la pandemia no solo afectó la salud física, sino también la emocional, familiar y social de millones de personas.

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