Ciudad de México.- El consumo de fentanilo y otras drogas sintéticas en la frontera entre México y Estados Unidos se ha convertido en un problema creciente que afecta a ambas naciones. Investigaciones recientes revelan que esta sustancia, de alta disponibilidad y bajo costo, está mezclada con otras drogas como la heroína y el cristal, lo que agrava sus efectos y consecuencias.
Fentanilo: un problema silencioso
De acuerdo con Clara Fleiz Bautista, coordinadora del grupo de trabajo de Opioides del Seminario de Estudios de la Globalidad de la UNAM, la llegada del fentanilo ocurrió de manera casi imperceptible, impactando directamente a los consumidores de sustancias psicoactivas en ciudades como Tijuana y Mexicali. En estas zonas, los usuarios han tenido que aprender a reconocer sus características y efectos, mientras que los casos de enfermedades como VIH y Hepatitis C se han intensificado.
Las investigaciones señalan que el 90 % de las dosis de fentanilo están mezcladas con cristal y que el 75 % de los consumidores lo usan a diario, al menos cuatro veces al día. Su intensidad es tan alta que tan solo dos miligramos pueden ser letales.
Xilacina: una nueva amenaza
Uno de los hallazgos recientes en estudios de bioseguridad en Tijuana y Mexicali es la presencia de xilacina, un relajante muscular de uso veterinario no aprobado para humanos. La mezcla de esta sustancia con fentanilo incrementa la euforia y la analgesia, además de reducir la frecuencia de inyecciones. Esta combinación, antes vista en Estados Unidos, Puerto Rico y Reino Unido, ya se ha identificado en México.
Urgencias por intoxicación y retos para la salud pública
Entre junio de 2023 y enero de 2024, la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones registró 22 casos de urgencias por intoxicación con fentanilo en México. Los estados con más casos fueron Baja California (7) y Sinaloa (6), seguidos por Sonora, Quintana Roo, Morelos, Jalisco, Oaxaca, Tamaulipas y Ciudad de México.
Las urgencias por consumo de opioides han aumentado en los últimos años: en 2016 se reportaron 469 casos, mientras que en 2023 la cifra subió a 759. Ante este panorama, Fleiz Bautista enfatiza la necesidad de fortalecer las políticas públicas en materia de salud, priorizando la prevención de sobredosis con naloxona y la recuperación mediante terapias asistidas con metadona.
Asimismo, plantea la urgencia de incluir a las poblaciones vulnerables en políticas gubernamentales, crear fondos de investigación y establecer un monitoreo constante sobre nuevas sustancias psicoactivas y sus impactos en la salud pública.