Ciudad de México.- Como seres sociales y polifacéticos, las personas se vinculan de formas variadas. Dentro de esa diversidad relacional están, por ejemplo, las monogamias, poligamias y las no monogamias éticas (o consensuadas).

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Christian Michelle León Turrubiates es psicóloga, sexóloga y poliamorosa, es decir, se vincula desde las llamadas no monogamias éticas, lo cual le ha dado libertad de elegir con quiénes relacionarse, cuándo y cómo. “Es placentero ver a tu pareja con sus ojitos iluminados porque irá al trabajo, verá a quien le gusta y te lo compartirá, en vez de ocultarlo”.

La primera se refiere al vínculo cerrado entre dos personas o cónyuges; mientras que en la poligamia se tienen los lazos maritales en donde hay más de una persona, pero generalmente estos son de un varón con varias esposas. Las no monogamias éticas buscan establecer la posibilidad de diferentes vínculos sexuales, afectivos o sexo-afectivos desde acuerdos comunes.

“No hay una sola forma de unirnos sexo-afectivamente; la monogamia no es la única opción, hay otras posibilidades”, señala Cecilia Pamela Álvarez Morales, profesora de asignatura de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.

Por su parte, Brenda Margarita Macías Sánchez, jefa de Difusión y Extensión del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM, puntualiza: “Estudios sobre el tema sugieren que las formas de amor y las relaciones en este mundo hiperconectado están en constante cambio y tanto los roles tradicionales como los de género se están transformando y conviviendo”.

Vínculos no monógamos éticos

Desde 2008, Michelle se ha vinculado de diferentes formas. Comenzó a hacerlo luego de tener parejas en un esquema monógamo donde hubo infidelidades. En 2015, en una maestría que realizó en Sexología Clínica y Psicoterapia Sexual, supo de la diversidad erótica y relacional.

La diversidad relacional engloba todas las formas en que alguien se puede vincular sexo-afectivamente, incluyendo la monogamia, la infidelidad y poligamia. También se encuentran conceptos como las no monogamias éticas, que proponen relacionarse bajo las bases del cuidado, afecto, respeto, transparencia, honestidad, comunicación y responsabilidad afectiva.

No todas las no monogamias éticas tienen nombre o se han documentado, pero entre las que sí se encuentran:

  • Poliamor: capacidad para relacionarse sexo-afectivamente y de forma simultánea con más de una persona. Pueden ser dos en múltiples posibilidades, por ejemplo: triejas, conformadas por tres vínculos; polifidelidad, relación cerrada entre quienes se vinculan; jerárquica, hay una relación principal y acuerdos con otros.
  • Anarquía relacional: los vínculos entre las personas involucradas son espontáneos, no usan etiquetas. La relación y lo que se va queriendo en ella es lo que dicta qué son. No jerarquizan vínculos románticos sobre ningún otro.
  • Swingers: hay intercambio de parejas sexuales. 
  • Relaciones abiertas: puede haber exclusividad emocional y no sexual.

Hoy, Michelle está en un poliamor jerárquico, se relaciona afectiva y eróticamente con dos hombres cisgénero (personas cuyo sexo al nacer coincide con su identidad de género socialmente asignada). Ricardo, su vínculo principal desde hace cuatro años, con quien vive en unión libre y está comprometida, y Carlos, con quien inició una relación hace seis meses.

“Una sola persona no te complementa totalmente, somos seres polifacéticos, con intereses distintos. Con uno voy de fiesta, de antro, y con el otro nos gusta ir a museos, galerías de arte o jugar juegos de mesa”.

Acuerdos consensuados

Estos vínculos deben contemplar aspectos que generen acuerdos en los que se considere la voluntad de las personas que participan.

Brenda Macías plantea que es importante encontrar mecanismos de comunicación; no lastimar las emociones de las partes involucradas, y un grado de honestidad sin caer en el sincericidio.

“El cuidado es clave, el autocuidado, pensar cómo podemos llevar estas relaciones de manera segura, evitando el contagio de infecciones de transmisión sexual (ITS). También lo es cómo nos vamos a atender desde la corporalidad y la paz mental”, agrega.

Pamela Álvarez señala aspectos fundamentales, como el autoconocimiento y la comunicación, “saber ¿quién soy?, ¿cómo me quiero relacionar?, y poder decir a la otra persona cómo me siento o cuáles son mis necesidades emocionales”.

Desde el principio, Michelle fue clara con cada uno de sus dos vínculos. Ella les planteó que es poliamorosa y pansexual.

Los acuerdos con Ricardo tienen que ver con que él no quiere conocer a las personas con que ella se vincula, mientras que ella sí desea hacerlo; sin embargo, respeta la decisión que él y sus vínculos puedan tener al respecto. También acordaron exigir pruebas de ITS a todas sus parejas sexuales, usar condón y un lubricante que es fungicida, viricida y bactericida.

En su otra relación, Carlos sí desea saber de Ricardo, incluso conocerlo, pero como su primer vínculo no está dispuesto, no ocurrirá.

“Es importante establecer qué se vale y qué no. Se puede cerrar lo más que quieran o abrir lo más que deseen, el punto es que todas las partes estén de acuerdo. Un vínculo sin confianza, respeto y apoyo no es nada”.

Michelle y Ricardo toman terapia de pareja e individual. Esto les ha permitido aprender a manejar los celos y problemas que pueden presentarse en su relación.

Expone que es un mito que las no monogamias éticas no sientan celos. Sí los tienen, por ello es importante aprender a gestionarlos y agrega que relacionarse de esta forma implica no negar y reprimir emociones. “Sería ciega si dijera que él es mi pareja y no le va a gustar nadie más. Hay que plantearse: ‘yo amo mucho a esta persona y si quiere estar con alguien más ¿qué va a pasar?’. Hay que hablarlo claro y directo”.

Crítica al patriarcado y capitalismo

La diversidad relacional, y en particular las no monogamias éticas, son una crítica al sistema patriarcal y capitalista.

La especialista del CIEG comenta que en algunos estudios sobre amor y diversidad, las mujeres son las que menos han participado en relaciones no monógamas. “Han sido víctimas de violencias relacionadas con la falta de honestidad en las relaciones heteronormadas, por infidelidades y otras violencias. Sin embargo, los feminismos nos han invitado a cuestionarnos nuestras maneras de amar y de relacionarnos”.

Pero también se pregunta si ¿la diversidad relacional es la liberación del yugo heteropatriarcal en contra de las mujeres, sobre todo en relaciones heteronormadas?, y ¿quién tiene el privilegio del poliamor?

La profesora de la FFyL coincide en que esto es una crítica a la estructura patriarcal y capitalista que necesita un modelo de reproducción de la especie y de la conservación de bienes. También visibiliza cómo otras formas de relacionarse impactan a hombres, mujeres y personas de la diversidad sexual.

Añade que hay investigaciones —que no pueden tomarse como datos generalizados— que reportan mayor prevalencia de las no monogamias consensuadas en hombres heterosexuales y personas de las disidencias sexo-genéricas.

“Desde algunas perspectivas feministas se ha visto que la monogamia es un invento hacia las mujeres, un mandato de género. Las prácticas no monógamas son más aceptadas en los varones por el estereotipo de que ellos requieren más amor o sexo que ellas”.

Por otro lado, la prevalencia entre las personas disidentes de sexo y de género puede deberse al hecho de que la monogamia responde a la heteronorma, excluyendo a quienes pertenecen a las disidencias sexo-genéricas.

Estas críticas posibilitan que las nuevas generaciones se replanteen la forma de vincularse y vean las no monogamias éticas como una opción.

Libertad de diversificar el amor

“Relacionarme de esta forma ha sido muy satisfactorio a nivel individual, emocional y sexual porque es enriquecedor compartir conocimiento y experiencias con otras personas”, refiere Michelle.

Explica que en el poliamor existe la “compersión”, que es el gusto, placer y gratificación que se siente cuando a quien quieres le va bien. “Que mi pareja me comparta si le gusta alguien más es bonito”.

Aunque todavía no ha ocurrido que su vínculo principal se relacione significativamente con alguien más, Michelle acepta que cuando ocurra será algo para trabajar en terapia.

Estas formas de vincularse atienden a las necesidades emocionales, estilo de vida y no es una cuestión estática. Tampoco implica que una persona debe relacionarse siempre con muchas otras a la vez.

“Hay una crítica constante al amor romántico sobre que la principal red de apoyo que tenemos es la pareja, sólo una persona, cuando en realidad puede haber más. El amor se puede diversificar”, explica Pamela Álvarez.

Finaliza enfatizando que esto abre la oportunidad a elegir cómo relacionarse, pero que aún estamos en un sistema dirigido y que soporta a la monogamia, lo cual genera prejuicios hacia quienes se vinculan de otras formas. “Los sistemas de salud, educación y el enfoque de terapia psicológica a veces no están adecuados a las necesidades de las no monogamias consensuadas”.

Brenda Macías concluye diciendo que “en las relaciones heteronormadas el mandato de exclusividad sexual sólo aplica para las mujeres y se celebra que los hombres tengan más de un vínculo; se ha privilegiado la infidelidad sobre la honestidad, mentir sobre comunicar, cuando algo ya no nos apetece. Los feminismos han sido el camino que nos permite cuestionar lo dado y liberarnos no sólo en lo sexual, sino en el plano de lo afectivo, lo más complejo”. Para Michelle lo importante no es ponerse una etiqueta, sino que los diferentes vínculos puedan ser claros y llegar a acuerdos. “Esto me permite amar simultáneamente a varias personas, que conozcan a las muchas Michelles que hay en mí y yo, por mi parte, sus diferentes historias de vida, sus experiencias y conocimientos. Es algo bello y placentero”.

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