Ciudad de México.- Las elecciones que se realizarán el 13 de enero en Taiwán son ejemplo perfecto de la lucha entre la democracia y el autoritarismo, donde un país independiente no puede elegir libremente lo que quiera hacer democráticamente, coincidieron especialistas del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África (PUEAA), de la UNAM.

Natalia Rivera Ángel y Pablo Ramírez Didou, coordinadores del Módulo Sureste Asia, del diplomado en Estudios sobre Asia, del PUEAA, recordaron en conferencia de prensa a distancia que China reclama a Taiwán como parte de su territorio, y ante el proceso electoral está la disyuntiva de que la mayoría de la población no quiere ser gobernada por el gigante asiático.

El problema es que en su discurso de Año Nuevo, el presidente de China, Xi Jinping, se refirió a la reunificación con Taiwán como una “inevitabilidad histórica”, y aunque se habla de hacerlo pacíficamente ha intensificado la presión militar y económica sobre la isla, explicaron.

Ramírez Didou sostuvo que la empresa dominante de Taiwán, TSMC, produce los microchips utilizados en casi todos los teléfonos inteligentes del planeta, alrededor de un tercio de las PC y muchos otros dispositivos electrónicos, al grado que se le considera el “escudo de silicio”, por lo que la economía mundial depende demasiado de estos semiconductores.

Esto ha alarmado a gobiernos y líderes militares del orbe ante la posibilidad de que una guerra por Taiwán incluya a otras naciones, como Estados Unidos que se ha comprometido a apoyarla en caso de una incursión de china, precisó Ramírez Didou.

“Seguimos ante conflictos que datan de la Guerra Fría, donde el comunismo y la democracia siguen en pelea y en conflicto directo. Taiwán es el último ejemplo de presiones no solo internas, sino externas también para llegar a influir en los resultados democráticos de un pueblo”, comentó el doctor en estudios tailandeses.

A su vez, Rivera Ángel, doctora en Relaciones Internacionales por la UNAM, detalló que Asia tiene pocas democracias y la pandemia de COVID-19 facilitó el resurgimiento del autoritarismo en la región, toda vez que muchos veían a la democracia como opción, pero la tradición se ha impuesto.

“Lo que se observa es un esfuerzo que ha llevado mucho tiempo y sacrificios por la población para tener una democracia, pero hay una alternancia en el poder, y lo que observamos en este momento es un punto donde se juega la democracia y el autoritarismo”, puntualizó la investigadora.

Los expertos señalaron que los actuales contendientes a la presidencia son: Lai Ching-te, del Partido Democrático Progresista (PDP); Hou Yu-ih, del Kuomintang (KMT); y Ko Wen-je, del Partido Popular de Taiwán.

En el caso de que gane el Kuomintang, si bien Taiwán mantendría su independencia, China tendría mayor posibilidad de influir en la vida política de la nación, por lo que Rivera Ángel consideró lamentable que el autoritarismo ganara espacios.

Por otra parte, el PDP se caracteriza por mantener distancia del gigante asiático, por lo que Lai Ching-te ha manifestado que en estas elecciones se juega “la dictadura o la democracia”, y acusó a esta nación de interferir en las elecciones mediante fake news, propaganda e intimidación.

Una reunificación de ambos países por la fuerza implicaría grandes costos económicos y desprestigio mundial para China, similar al que sufrió Rusia al invadir Ucrania durante la pandemia por la COVID-19, concluyeron.

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